TDte él se decía que tenía buen pulso y mano recta para guiar el arado en derecha línea por las tierras de pan llevar. Ningún mozo le ganaba si éstos establecían pugilatos en la besana. Cuando los ilegítimamente alzados en el cuartel de Plasencia tomaron el pueblo el 22 de julio de 1936, él estuvo un tiempo al frente de la comisión gestora que nombraron los sublevados.

Las hienas ya lo habían intentado. Fue en vano. Les pararon los pies el médico y el párroco. Pero volvieron. El, Adriano Montero Montero , al que le decían Ti Adriano "Guajira", se enteró y les hizo frente: "Aquí tenémuh pol cohtumbri --les dijo-- que el que lah jádih, lah paga. Asín que tenel-lu pol cuenta, no lo echéih en el olvíu". Y, malhumorados, se fueron con sus pistolas asesinas a otros pueblos.

No hubo asesinatos en el lugar, pero la sangre de inocentes sí fluyó en abundancia por Ahigal, Valdeobispo, Zarza de Granadilla y otros pueblos del contorno. No había otro delito que el ser de izquierdas. Muchos siguen en cunetas y barrancos. Bien dice el refrán que "con las glorias, se olvidan las memorias". Sin embargo, los que ciñeron sus sienes con laureles por salir victoriosos no olvidaron a los suyos y les rindieron continuos homenajes, misas, himnos patrióticos y resarcieron con dineros a sus familiares. Aún continúan haciéndolo. He ahí la reciente beatificación de 522 personas, consideradas "mártires" por la Iglesia católica, en Tarragona.

Curiosamente, el cardenal primado de esta ciudad en 1936, Francisco Vidal y Barraquer , no reconoció al régimen franquista y murió en el exilio. En ese mismo año, fue expulsado de España por la Junta de Defensa Nacional el obispo de Vitoria, Mateo Múgica . Proscritos de la memoria están esa gavilla de clérigos nacionalistas o republicanos fusilados por los fascistas, pero no aquellos párrocos y frailes que no tuvieron empacho en coger el fusil y ofrecerse voluntarios para combatir en las columnas del requeté o de otras milicias franquistas.

XEL SECTARISMOx de la derecha hace causa común con la Iglesia. El PP envía a Tarragona a Gallardón, a Fernández Díaz y a Jesús Posada . La derecha catalana se hace representar por Artur Mas , su máximo preboste. Ni caso hacen de las últimas advertencias de la ONU, instando al gobierno de España a que se haga justicia y se repare la memoria de las víctimas de los crímenes franquistas. Sabido es que la represión fascista fue un genocidio planificado al más alto nivel. Basta con repasar las hemerotecas.

Gran parte de la Iglesia no solo colaboró con los represores, como dice el historiador Ricard Vynes , sino que fue parte de los mismos, declarando a la Guerra Civil como Cruzada "contra los sin Dios, sin patria y hospicianos del mundo", como clamaba, levantando el brazo, Enrique Pla y Daniel , obispo de Salamanca.

Ti Adriano "Guajira" oxeó a los criminales y liberticidas, pero otros les dieron carta blanca. España tiene una urgente deuda con la ONU. Por desgracia, la derecha acostumbra a ser falaz. Y ya se sabe: "mentiroso sin memoria, pierde el hilo de la historia".