En la memoria de los treinteañeros del lugar aún se recuerdan las matanzas familiares de Las Hurdes. Una tradición arraigada en todos los rincones de la región, pero aún con más fuerza en una comarca donde la economía de subsistencia y el sacrificio de los cerdos era vital para la alimentación de toda una familia durante el invierno. Ahora los tiempos han cambiado, pero no se olvidan las tradiciones las tradiciones. Este es el reto de la comarca hurdana: que las nuevas generaciones conozcan el rito de la matanza.

"Cuando yo era pequeño nos reuníamos todos alrededor de la matanza y lo recuerdo con mucho cariño y se aprovechaba todo" dice José Luis Bravo, hurdano de nacimiento y alcalde de Torrecilla de Los Angeles.

Las temperaturas superaron los 20 grados centígrados en Las Hurdes Altas y la jornada primaveral invitó a que decenas de personas se dieran cita en la séptima edición de la matanza hurdana. "Hay que felicitar al ayuntamiento de Ladrillar por la organización y nos ha salido un día fabuloso de convivencia con gente de Plasencia, de la zona de Coria, Cáceres o incluso del Valle del Jerte", señaló Gervasio Martín, alcalde de Caminomorisco. La fiesta gastronómica estuvo regada con vino de la tierra y el manjar por excelencia fue la carne de cerdo en sus múltiples variedades: magro, panceta, chorizo o morcilla. La cita contó, entre otros invitados, con el presidente del Partido Popular extremeño, Carlos Floriano. "No se puede estar mejor y lo estamos pasando muy bien", comentó.