Los globos de colores anunciaban que era un día especial en el centro infantil que Cáritas Interparroquial de Cáceres tiene en la calle San Ignacio. El Taller de Integración Cultural --que presta atención a los pequeños cuyos padres, en su mayoría inmigrantes, no tienen recursos económicos para contratar a una persona que cuide de ellos mientras trabajan-- se va de vacaciones hasta septiembre y ayer niños, padres, madres, familiares y voluntarios se reunieron en las instalaciones para celebrar el fin de curso y decirse un "hasta luego".

Alejandro, Nadia, David, Alvaro, Taoufi, Marian, Joel o José Antonio son algunos de los 22 niños que han acudido al centro de forma habitual durante este curso y que ayer recibieron un diploma con su fotografía como recuerdo de su paso por el taller. Los niños representaron, ayudados por dos monitores, una obra para despedirse, por la que recibieron una cerrada ovación del público.

También los cuarenta voluntarios que colaboran durante el año en el taller fueron obsequiados con un detalle por su entrega. Una actuación del grupo de scouts Alezeia y un pequeño aperitivo completaron la fiesta.

Este curso han pasado por el taller, financiado por Cáritas Interparroquial y coordinado por la parroquia de San Mateo, 34 niños --de entre 10 meses y 9 años-- de Honduras, Ecuador, Colombia, Bolivia, Argentina, Rumanía, Rusia, Polonia, Argelia, Marruecos, Kenia y también de Cáceres. Vicente Granado, coordinador del proyecto, destacó como ejemplo de integración a los niños, "que nos hacen ver a los adultos de que dos personas con distinta forma de pensar pueden convivir tranquilamente".

El centro funciona desde hace tres años. Inés es voluntaria desde entonces y reconoce que "siempre recibes más de lo que das". Esta gran familia volverá a verse tras el verano.