El mal tiempo reinante en la zona, con frío y lluvia, intensa a ratos desde las ocho de la tarde, acabaron haciendo mella en el ambiente bullanguero que se respiraba ayer en La Vera con motivo de las tres fiestas que se celebran en la comarca, con el fuego y la Purísima Concepción como protagonistas: La ¡Viva!, ¡Viva!, en Aldeanueva, Las Iluminarias, en Madrigal, y Los Escobazos en Jarandilla, esta última declarada de Interés Turístico Regional.

Desde por la mañana se notó en las carreteras un intenso tráfico, que se ha materializado una elevada ocupación hotelera y que obligó al ayuntamiento jarandillano a habilitar como aparcamiento el campo de fútbol en previsión de la avalancha de personas que por la noche acuden a presenciar la singular fiesta de Los Escobazos, según indicó el concejal de festejos, Emilio Cañadas.

Nada más anochecer las tres localidades se fueron llenando de hogueras, a las que se sumaron miles de escobones encendidos, en el caso de Jarandilla.

A las ocho de la tarde comenzó en Aldeanueva de la Vera la cabalgata con el estandarte de la Virgen. Una hora más tarde, salió la de Jarandilla.

Los sones del tamboril y la flauta junto con el alumbrado de la parte antigua mediante antorchas contribuyeron en Aldeanueva a resaltar el tipismo de una fiesta cuya antigüedad se pierde en el tiempo, lo mismo que ocurre con las de Jarandilla y Madrigal. "Son fiestas realmente interesantes y curiosas, por lo que siempre que puedo vengo a presenciarlas", indicó Emilio Jiménez, toledano afincado en Madrid.

En Madrigal Las Iluminarias reunieron a los vecinos alrededor de las lumbres donde asaron la carne de las vaquillas lidiadas el pasado verano.

Las canciones, con la Virgen como protagonista, estuvieron presentes en Jarandilla y Aldeanueva, donde la gente estaba dispuesta a aguantar el chaparrón hasta la madrugada.