Situada esta localidad en la línea divisoria de aguas Tajo-Guadiana de la Sierra de Guadalupe, su término municipal está bañado por dos ríos que desembocan en el Tajo, el Garciaz y el Hornilla, y se asienta sobre una ladera con lomas suaves de pizarras. Su formación vegetal está caracterizada por la encina, el roble, el matorral de jara, la retama, madroños y brezos.

De su historia quedan restos de los castros vetones de Valdeagudo, Castillejos, Las Hoyas y Castrejón. Este pueblo prerromano es un pueblo ganadero que edifica sus poblados sobre cerros para dominar las vías naturales que controlan el comercio del hierro procedente de Las Villuercas.

Así el poblamiento de los castros se desarrolla desde el siglo IV antes de Cristo hasta que a partir del año 35 van siendo abandonados. A partir de esta fecha la romanización lenta y progresiva creará un nuevo tipo de hábitat en el valle, la villa romana. Tras la reconquista, las tierras de Garciaz pasaron a mano de los caballeros que participaron en la guerra, incrementándose la población a lo largo de los siglos XV y XVI, estableciéndose en 1566 un juzgado propio y en 1572 se terminará la iglesia, edificio que dominaba el pueblo y que simbolizaba el poder de la Iglesia.

Los siglos posteriores son decadencia; el XIX será el siglo de las luchas sociales, y desde 1835 a 1848, en el marco de las guerras Carlistas, se producen asaltos al pueblo por parte de pequeñas partidas armadas que roban caballos y a la hacienda pública y destruyen los archivos locales.

LOS MONUMENTOS

La iglesia de Santiago Apóstol se edificó tras recibir, en 1564, de manos del rey Felipe II su independencia de Trujillo. En el centro de la población se levanta este magnífico edificio eclesial, construido en su mayor parte bajo los auspicios del obispo Vargas Carvajal, durante el siglo XVI, interviniendo en las obras el arquitecto trujillano Sancho de Cabrera.

Otro edificio de interés es la ermita de la Caridad, obra modesta del siglo XVII, en cuyo interior se conserva una Virgen con el Niño, de fines del siglo XV. Este templo fue la capilla de un importante hospital que perteneció a Garciaz en el siglo XVII. Además en la finca de la Portera se conservan los restos de una basílica visigoda, de la que aún se mantienen en pie la cabecera rectangular cubierta con bóveda de medio cañón de herradura, fechable en el siglo VII y que es conocida como la ermita de la Concepción.

Reseñar, finalmente, el rollo de Garciaz, símbolo de su independencia jurídica, y que está situado en la plaza. Fue construido en 1566 con motivo de la inauguración del juzgado de Garciaz. Este monumento daba a entender que la justicia protegía a la villa.