Guijo de Coria, localidad del Valle del Alagón, está situada en la carretera que discurre entre Coria y la comarca de Las Hurdes, junto al embalse de Borbollón. De su patrimonio histórico destaca la iglesia parroquial de San Esteban Protomártir, levantada en el siglo XVI, de mampostería de pizarra y sillería granítica en los estribos y torres, con el retablo mayor e imaginería de valor.

Pero una de sus mayores riquezas es su patrimonio natural, representado por el pantano de Borbollón, lugar de baño y pesca con espléndidos paisajes y una isla rica en fauna. El pantano posee además una serie de infraestructuras que lo convierten en un lugar muy solicitado para el ocio y donde algunos deportes náuticos se practican de forma habitual. Dispone de camping que actualmente está cerrado al público.

Se trata de un lugar ideal para pasear por el campo. Los senderos han vertebrado históricamente estos territorios uniendo las localidades y a sus gentes cuando la comida y el agua eran el combustible utilizado por personas y animales. Con el desarrollo de los transportes y de las carreteras, los senderos fueron paulatinamente perdiendo su razón de ser y algunos incluso casi han desaparecido abrazados por la vegetación y el desuso. El nuevo interés por el turismo de interior y por el reencuentro con las tradiciones rurales ha motivado su recuperación.

EL TEMPLO PARROQUIAL

En cuanto a la iglesia de San Esteban, tiene poderosos contrafuertes rematados en talud. Presenta dos portadas, la del lado norte con arco apuntado sobre pilastras más altas. En el crucero, los vanos están partidos por un mainel. Tiene una imposta corrida que enlaza los contrafuertes. Del rectángulo en el interior se pasa al ochavo en el cuerpo alto por medio de trompas aveneradas.

La construcción se debe a dos épocas distintas. La cubierta de la capilla mayor es de crucería estrellada. La cabecera de mejor factura termina unida a un cuerpo anterior. La torre está unida a la sacristía y al brazo sur del crucero, es de sillares aparejados a soga y tizón, dividido en tres cuerpos, con dos ventanas trilobuladas y tres conopiales. Remata la torre cuatro vanos de medio punto que cobijan las campanas. Tiene gárgolas zoomórficas. El templo puede ser de Pedro de Ibarra.

Destaca también el retablo mayor del siglo XVII, de escultura castellana. La talla y el ensamblaje corrió a cargo de Diego de Basoco y las esculturas de Agustín Castaño. La pintura y el dorado son obra de Pedro de Córdoba. De su imaginería destacan también los retablos de San Blas y Sagrado Corazón (XVII) y el de la Virgen de Rosario (XVIII). Completan el contenido tallas de San Diego, San José y un crucificado del XVII.