Sin ropa, sin libros, sin zapatos, sin juguetes..., sin nada se ha quedado la familia de Pedro Guadalupe Fernández después de que su vivienda quedase completamente calcinada por el incendió que se produjo, al cierre de esta edición por causas aún desconocidas, en la madrugada del martes. Dos horas tardaron en su extinción, pero muchas más en superar el susto.

Todo comenzó, relata Pedro Guadalupe, cuando él, su mujer y dos hijos menores (ahora todos alojados con otros familiares, que también les han ayudado a comprar los primeros enseres) dormían y se despartaron al oír cómo se rompían los cristales, contemplando con estupor y sorpresa cómo el salón ardía y el humo no les dejaba ver. Su familia se refugió en el piso colindante mientras él avisaba a la policía local, que capitaneada por su jefe, Luis Morales, procedió a evacuar a las cerca de 40 personas que se encontraban en el inmueble, momento en el que "se vivieron minutos de verdadera angustia y pánico, ya que el humo había llegado al interior de las escaleras y a penas se podía ver", explica Morales.

En el dispositivo montado para apagar el fuego y socorrer a los vecinos intervinieron bomberos de Cáceres y de Villanueva, Cruz Roja, centro de salud de Miajadas, policías locales y guardias civiles, movilizados por el 112. A todos se les unieron los servicios municipales de electricidad y obras, y el alcalde, quien expresó su preocupación. "Es deplorable el estado en el que ha quedado esta vivienda así como el bloque, pero afortunadamente no hay que lamentarse más allá de los daños materiales, teniendo en cuenta la hora", subrayó.

Al susto por el fuego se sumó el que sufrió un policía atrapado en el interior del ascensor atascado en la tercera planta, afectándole la inhalación de humos, al igual que a la mujer e hijos de Pedro y dos vecinos, que fueron rescatados de un balcón.