Una vecina de Casar de Miajadas, Antonia González González, de 60 años, percibirá del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) una indemnización de 90.000 euros por los daños y perjuicios que le causó un médico tras una intervención quirúrgica en la cadera en el año 1990.

Según recordó la propia afectada, ayer por la tarde a EL PERIODICO, lo que ocurrió fue que durante la operación de prótesis de cadera a la que fue sometida en el Hospital Universitario de la Princesa de Madrid el médico se dejó olvidado en su cuerpo una broca de cinco centímetros de longitud, hecho ante el cual Antonia González no dudó en recurrir a un abogado y presentó una denuncia contra el hospital.

Después de más de quince años luchando en los juzgados, finalmente el pasado viernes, 11 de diciembre, la afectada conoció la sentencia a su favor de la Sección Novena de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Madrid, que ha resuelto que Antonia González debe ser indemnizada con 90.000 euros por el error que cometieron los facultativos madrileños en la operación. "Ningún dinero puede pagar todo lo que he sufrido", confesó mientras se encontraba junto a su marido en la casa en la que residen en Casar de Miajadas.

EL ORIGEN Los hechos sucedieron cuando Antonia fue sometida a una operación como consecuencia de que una de sus dos prótesis de cadera se había colapsado. Por este motivo procedieron a retirársela, y fue durante esta intervención cuando dejaron olvidada la broca en su pierna. Durante el postoperatorio observó ciertas complicaciones y que la zona que le abrieron para intervenirla estaba infectada. "Yo me sentía una cosa en la cadera al apretarme con el dedo", explicaba ayer, algo que puso en conocimiento de los médicos, pero que estos, según la paciente, no le dieron importancia.

A partir de ahí comenzó un tratamiento para combatir la infección que presentaba, que empeoró y no fue hasta 2006 cuando le extrajeron la broca de su cuerpo tras acudir a urgencias en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, aquejada de fuertes dolores. "Te está saliendo un clavo. Es algo que se han quedado olvidado los médicos", le dijeron entonces al atenderla, lo que causó su asombro y malestar al comprobar que sus sospechas se hacían realidad tras tantos años de fuertes dolores.

Tras el hallazgo, la afectada no dudó en recurrir a un abogado especializado en temas médicos, ya que tras comunicar lo ocurrido a los facultativos que incurrieron en esta negligencia, ni tan siquiera le pidieron perdón. "Si el médico hubiera reconocido su error, me hubiera pedido perdón o me hubiera dicho que lo sentía, no habría denunciado", aseguraba ayer. Sin embargo, con los años, a las diversas secuelas físicas se sumaron las psíquicas, provocándole además la necesidad de ponerse bajo tratamiento psicológico. "No lo he denunciado por el dinero, sino para que nadie pase por lo mismo que yo", aclaró ayer.