El Valle del Jerte se muestra espectacular cada primavera, especialmente a partir de estas fechas, en las que más de un millón de cerezos abren sus flores al viento fresco, de forma casi milagrosa, sumándose así al espectáculo que ofrecen gargantas y enclaves naturales que están ahí durante todo el año de forma permanente, sin olvidar la arquitectura tradicional y la gastronomía, que ha sabido adaptarse a los tiempos, sin borrar las raíces de la misma.

Pero a todo lo descrito hay que añadir el relieve de esta comarca, ubicada en la zona norte de la provincia de Cáceres, en forma de gran anfiteatro natural, cuyas paredes parece que están decoradas con un enorme lienzo del más puro puntillismo francés, configurado por un número infinito de pétalos de la flor blanca que llena las ramas de los cerezos. Esta disposición del terreno proporciona multitud de lugares donde se puede admirar el paisaje a vista de pájaro; lo que hace que esta singular orografía que el visitante pueda detenerse a disfrutar de hermosas panorámicas, siendo muy recomendables los recorridos por carreteras secundarias a media ladera. El Valle de las cuatro estaciones despliega su gama cromática en riberas, cimas y laderas, un espectáculo natural y cambiante que puede disfrutarse en cualquier época del año. Además existen localizaciones acondicionadas y especialmente indicadas para observar el paisaje. Son los conocidos como miradores.

MIRADORES El del Puerto de Tornavacas, es parada obligatoria a pie de carretera en, el límite con Avila. Este lugar es uno de los puntos más fotografiados del norte de Extremadura.

Siguiendo la N-110, dirección Plasencia, el viajero puede detenerse en el Mirador del Monte de la Cruz, en Tornavacas. Impresionante área recreativa. Más adelante está el Mirador del Chorrero de la Virgen, en la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos. Previamente a la llegada a este mirador hay que recorrer un frondoso bosque de robles.

En Cabezuela del Valle, que ostenta el título de Conjunto Histórico-Artístico, encontramos el Mirador de San Felipe. La ermita de los santos Felipe y Santiago está en la parte alta del pueblo de Cabezuela y tiene unas vistas de 360 grados de buena parte del Valle.

Un poquito más adelante destaca en Navaconcejo el Mirador del Cerrillo, que se encuentra a unos 300 metros en la ladera opuesta a la de la Garganta de las Nogaledas.

Dentro del casco urbano de Rebollar está la Travesía de los Naranjos. Se trata de un paseo-mirador con excelentes vistas a la umbría del Valle. Siguiendo la estrecha carretera que une esta localidad, y pasado el casco urbano de El Torno, aparece ante el viajero, el Mirador de la Memoria. Se trata de un conjunto escultórico obra del artista Francisco Cedenilla.

En Valdastillas encontramos la Ermita del Cristo del Humilladero, que además es un excelente mirador a la solana del Valle del Jerte.

A la salida del municipio de Cabrero en dirección a Valdastillas encontramos parque-mirador de la Cabra, presidido por la imponente escultura de una cabra. El parque supone un homenaje a los cabreros que antaño pasearon su ganado por estos campos. Es un lugar perfecto para hacer una parada durante el recorrido por las laderas del Valle.

Arriba, en lo alto de la montaña, la Avenida del Valle, en Piornal, espera al viajero a la entrada del municipio, el pueblo más alto de Extremadura, por la carretera que lo une con Valdastillas encontramos otro mirador que ofrece una estupenda estampa.

Por último, concluimos este repaso por lugares impresionantes del Valle del Jerte, en la Avenida de Extremadura, de Barrado. Esta vía pública bordea por completo el casco urbano, constituyendo a la vez un estupendo paseo y mirador, con estupendas vistas a la vecina comarca de La Vera.