La venta de leña se ha disparado. Las razones las explica el joven Faustino Martín, natural de Aldeanueva de la Vera, empleado a fondo en este negocio al alza en Extremadura: «El miedo y la incertidumbre de la pandemia del coronavirus, el paso del temporal Filomena y de la ola de frío que ha venido después con heladas nocturnas que han superado hasta siete grados bajo cero. Todo eso ha traído consigo no sólo problemas en el día a día de los municipios de la provincia de Cáceres, sino también un incremento importante de nuestras necesidades para calentarnos».

Y es que la venta de madera en La Vera está en racha. «Llevo un año y medio en este bello oficio y nunca había vendido tanta leña, ha sido una cosa de locos, una bestialidad, un auténtico éxito», cuenta con amabilidad el gerente de Servicios Agroforestales Faustino Martín, como se llama su empresa.

«Me he dado cuenta de que la gente necesita un buen servicio: troncos cortados y limpios, y sobre todo ordenados», indica este muchacho de 25 años. Además, el temor de las personas a un nuevo confinamiento y los cierres perimetrales amplían las perspectivas de venta.

Faustino asegura que los principales pedidos provienen de hogares de la comarca, donde «hay una gran cantidad de chalets, casas de campo y residencias con chimenea. Vive numerosa población y las personas por temor a no poder desplazarse aprovechan y realizan grandes compras».

Se trata de un servicio que, como él mismo augura, continuará prácticamente sin descanso hasta el mes de marzo «si el coronavirus nos lo permite». Recuerda que desde finales de verano el teléfono no ha parado de sonar, «y sobre todo desde la llegada de la ola de frío».

Del mismo modo la Navidad fue una época que se prestó a las reuniones familiares «y hacerlo en torno al fuego es muy típico en nuestra tierra».

El empresario apunta que «por aquí lo que más se comercializa es la leña de roble, que el kilo ronda los 0,10 céntimos, aunque también despacho de encina a 0,15». La venta se realiza en remolques de 600 o 1.500 kilos que se envía a domicilio o se pueden adquirir en su propio negocio.

Entre las numerosas ventajas de utilizar la madera como fuente calorífica, además de tratarse de una energía renovable y con menos efectos contaminantes, destaca su origen ecológico. Eso sí, se trata de «un negocio duro y estacional», reconoce Martín.

Pero, Faustino es un emprendedor en toda regla: «Aquí en La Vera hay bastante cantidad de naturaleza, he estado desde pequeño en el campo e igualmente tengo olivos». El oficio lo ha mamado desde bien chico. «Empecé a utilizar la motosierra y luego estudié un grado medio de Técnico en Aprovechamiento y Conservación del Medio Natural. Después desarrollé las prácticas en una compañía donde cogí mucha experiencia y finalmente decidí montar una empresa», dice.

Su jornada

De momento él saca adelante el trabajo, pero no descarta realizar contratos más adelante. Entretanto, describe su jornada laboral: «Me suelo levantar a pesar del frío a las 07.30 de la mañana. Es un empleo difícil, pero a mí me encanta».

«El campo me aporta tranquilidad, te hace libre, estas tú solo y no tienes ningún riesgo de contagiarte de covid», confiesa mientras cuenta el secreto del arte de la motosierra: «Es una labor que exige técnica y maestría. Hay verdaderos artistas en esto y requiere horas y horas y mucha práctica».

En medio de un paisaje lleno de magia y único, que solo se encuentra en la comarca de la Vera, el joven se despide mientras sigue al pie del cañón y de su motosierra salen los mejores troncos para combatir el frío.