Sara Herrero tiene 23 años y sufre una discapacidad psíquica del 78% lo que le impide valerse por sí misma. A esta limitación se une la social, ya que la joven, de Coria, tiene que vivir en casa con sus padres porque los dos Centros de Atención a Minusválidos Psíquicos (CAMP) de Extremadura, uno de Plasencia y otro de Don Benito, están cubiertos.

La familia de Sara envió un escrito a la Consejería de Bienestar Social de la Junta para pedir que la ingresaran a la joven en un centro CAMP. "Nos contestaron que no había sitio y teníamos que esperar a que quedara una plaza vacante" afirma la familia. Además, Sara tampoco puede ingresar en ningún otro centro que no sea CAMP, puesto que no cumple el perfil exigido. Así lo ha valorado el Equipo Multiprofesional del Centro de Atención a la Discapacidad.

Edad máxima

Hace unos meses, Sara estuvo interna en un centro de discapacitados de Cáceres, pero este año no ha sido admitida porque ha cumplido el límite de edad, 23 años. Por ese mismo motivo tampoco ha podido ingresar en Plasencia.

Sara requiere un cuidado de día y de noche lo que obliga a sus padres a tener que turnarse para que la joven discapacitada no esté sola ni un momento. Su hermana mayor, Aroa, también vive con ellos y asegura que Sara exige una completa dedicación: "Se hace sus necesidades encima, hay que lavarla y vestirla, es una niña que no puede hacer nada por sí sola".

Sara apenas duerme y a las 6 de la mañana ya está despierta. "Está todo el día en casa, viendo la televisión" dice su hermana. Esta situación, según la familia, no beneficia a la joven.

"Lo único que queremos es que esté en un centro donde puedan tratarla especialistas y esté ocupada con actividades", añade. Asimismo recuerdan que el tiempo que estuvo ingresada en el centro de Cáceres realizaba manualidades y estaba atendida por pedagogos y psicólogos.

La problemática de Sara es tan extrema que su familia ha tenido que dejar el piso en el que residían para trasladarse a otro de mayor accesibilidad.

"Hace poco vivíamos en un cuarto piso sin ascensor y nos tuvimos que trasladar a un bajo" comentan.

El peligro de que algún día pudiera caerse por las escaleras o bien arrojarse por la barandilla del bloque hizo que la familia tomara esta decisión.

Aseguran que la situación es desesperante y creen que la chica debe estar atendida por profesionales que permitan su mejor desarrollo personal.

Desde la Consejería de Bienestar Social dijeron ayer que estudiarán el expediente de Sara y se pronunciarán sobre el mismo en los próximos días.