Mario Albarrán se considera más músico que psicólogo, aunque reconoce que la música, de momento, no le dará "de comer". A pesar de ello, lleva cuatro años ofreciendo conciertos con su grupo, Hermano Mono. Ha tocado en importantes salas de Madrid y en localidades extremeñas. Peraleda de la Mata ha sido el escenario de la última actuación de la gira de verano.

--¿Cómo se formó la agrupación?

--Desde siempre me ha gustado componer. Cuando estaba estudiando Psicología en Madrid conocí a Juanma --guitarra solista -- en un bar mientras tocaba la guitarra y sin dudarlo me acerqué a él y decidimos unirnos para dar conciertos juntos. Los demás, César y Fernando --bajo y batería, respectivamente-- eran amigos de otros conocidos.

--¿Cómo fue el comienzo?

--La verdad es que hemos estado a punto de tirar la toalla en muchas ocasiones porque intentar abrirse un hueco en este mundo es muy difícil. Además las emisoras de radio nacionales no dan su apoyo a grupos independientes, a no ser que tengan una buena promoción.

--¿Qué les anima a continuar?

--Para nosotros la música es como una droga, ya no podemos dejarla. Además, tuvimos la suerte de toparnos con Anselmo, nuestro productor, que nos ha apoyado en todo momento y desde que publicamos nuestro primer trabajo de estudio, Hijos de la Tierra , a finales del 2003, tenemos como una obligación sacarlo adelante. Además pensamos que la mejor promoción es tocar y tocar.

--Tener un disco en el mercado es algo que no alcanzan todos los grupos, ¿cómo fue el proceso de grabación?

--Tras un período de arreglos, instrumentación, maquetas, presentamos nuestros temas en directo. Después de eso llegamos a la grabación y publicación del primer álbum, que incluye diez canciones.

--¿Cómo son los conciertos de Hermano Mono?

--Tocamos nuestros temas y también un repertorio con versiones de temas de los grupos que más nos llegan, nacionales e internacionales.