TPtor San Blas, las cigüeñas verás. Desde el Africa Tropical, las cigüeñas saben cuándo ha pasado lo más crudo de nuestro invierno y desde allí emprenden su largo viaje. Después de cruzar el Sahara, les será muy grato pasar el Estrecho y entrar en la Península. Frente a la monotonía del angustioso desierto, se encuentran en el país de mayor biodiversidad de Europa. La alegría que tienen las cigüeñas al llegar a nuestro país es comparable a la que sentimos nosotros al recibirlas. Todo el aire se llena de los sonidos característicos que hacen las cigüeñas con sus picos, el crotoreo, al que de pequeños decíamos están haciendo el gazpacho.

Cáceres es la provincia española que acoge el mayor número de cigüeñas. Se encuentran sus nidos hasta en los postes de las autovías. ¿Cómo ven Extremadura desde su alto vuelo? Sin duda con agrado, pues es una de las regiones más naturales de Europa, de las que menos se ha transformado su entorno, con multitud de ambientes de plena naturaleza y de una gran riqueza rural: las dehesas, los montes, los humedales, los roquedos... Paisajes de tanto valor que el 80% de toda su superficie ha sido declarada de importancia para las aves. Por tanto, no es de extrañar que sea el destino predilecto de multitud de cigüeñas que vienen a criar y a disfrutar del periodo estival en nuestro país, incluso últimamente se pueden encontrar muchas cigüeñas que decidieron pasar el invierno con nosotros. Con el periodo de cría de las cigüeñas, toda la naturaleza se despierta del letargo.

Cada mañana los campos extremeños amanecen verdes, cuajados de rocío y con una neblina que cubre los valles. Hasta los cielos cambian, parece que se hacen más altos al contemplar el vuelo majestuoso las cigüeñas. El suelo del encinar es un tapiz verde que pronto se llenará de florecillas multicolores. Los aromas se extienden por el valle, los caballos libres corren o se paran bajo una encina. El silencio del invierno deja paso a un paisaje sonoro mientras todo el campo se metamorfosea.