Todo lleno, "con algunas lumbres más que en años anteriores y un jolgorio impresionante", así describió a primeras horas de la noche de ayer el concejal de festejos del Ayuntamiento de Jarandilla de la Vera, Emilio Cañadas, el ambiente que se vivía en la localidad con motivo de la celebración de la fiesta de Los Escobazos, declarada de Interés Turístico Regional.

A las 21.00 horas, más de treinta caballerías salían a la calle para formar parte de una procesión en la que el capitán cabalgó portando el estandarte de la Purísima Concepción mientras las calles continuaban llenas de escobones encendidos, dibujando en el aire caprichosas lenguas de fuego. La hoguera más grande fue encendida en el centro de la plaza de la ermita de la Virgen de Sopetrán.

¡La Viva!, ¡Viva! En Aldeanueva pasaban pocos minutos de las cinco de la tarde cuando comenzaron a arder las primeras hogueras. Sin embargo, la gran aglomeración de asistentes se inició poco después de las 19.00 horas en torno a la iglesia parroquial para no perderse el inicio de la cabalgata con el estandarte de la Virgen. El fuego se repartía por todo el pueblo mientras los participantes degustaban panceta, vino, dulces y licores a la vez que sonaban viejas canciones interpretadas por diversos y coloridos grupos de folclore.

Madrigal también vivió una noche de hermandad en torno a las lumbres de las luminarias. Así, al cierre de esta edición, el ambiente era festivo y bullicioso en las tres localidades veratas.