Reunir cinco generaciones de una familia en una misma instantánea no es muy habitual. Sin embargo, así ocurre en la fotografía que ilustra esta información. Cabe destacar que un periodo de 105 años, nada más y nada menos, separan el nacimiento de Silveria Martín Díaz, que vino al mundo el 20 de junio de 1910 en el municipio de Talavera la Vieja --pueblo inundado por las aguas del embalse de Valdecañas--, y el de su tataranieta, Eira Véliz Fernández, que acaba de nacer. Así lo ha contado a este diario la abuela de esta última, Blanca Iñigo Arroyo.

La tatarabuela, que vive en Aldeanueva de la Vera con su hija, Leo Arroyo, conserva una mente muy lúcida para su edad. Tiene cinco hijos, uno de ellos ya fallecido, que le han deparado dieciocho nietos, veintinueve bisnietos y seis tataranietos. Muchos residen en Francia y Cataluña. Asegura que se siente muy feliz con la llegada de la hija de su bisnieto, Abel Véliz Iñigo, y de su esposa, Alba Fernández Véliz.

Durante su siglo de vida, Silveria Martín ha hecho mucho ganchillo, pero sus condiciones físicas ahora se lo impiden. "Si viera mejor, ¡qué colcha de ganchillo hubiera hecho para la cuna y para el coche!", comenta ilusionada.