Monroy ya prepara la fiesta de Las Candelas, que se celebrará el próximo jueves 2 de febrero y para la que espera recibir la visita de cientos de turistas y antiguos vecinos que en su día emigraron a otras zonas de la región o del país para buscar una solución a los problemas económicos que encontraban en la localidad.

Para esta edición, el ayuntamiento ha programado una serie de actos que comenzarán a las 13.00 horas con una misa de purificación de la Virgen. En ella intervendrán las purificás , que serán las encargadas de cantar a la patrona los actos religiosos.

A partir de las 17.00 horas tendrá lugar el sorteo de las roscas ofrecidas a la Virgen. Este año se repartirán gratuitamente pequeñas roscas para que sean degustadas por vecinos, visitantes y turistas. A continuación tendrá lugar una verbena popular en la plaza del ayuntamiento, una actuación que correrá a cargo del grupo Eva Luna.

ORIGENES INCIERTOS La fiesta de Las Candelas, también conocida como las purificás , se trata de una celebración de origen inmemorial que tiene lugar anualmente en la iglesia parroquial de Monroyega. El entusiasmo y el fervor religioso con el que los vecinos viven este día atrae cada edición a un número mayor de visitantes.

Las purificás son un grupo de cuatro jóvenes elegidas por la mayordoma de la Virgen del Rosario. Van ataviadas con el traje típico local, integrado por un refajo de bayeta encarnada con bordados en blanco, un jubón negro, el tocado con pañuelo de raso blanco, medias de hilo, zapatos negros y un mantón de Manila. Ellas son las encargadas de interpretar las 25 coplas alusivas a la purificación de la Virgen, un episodio descrito en la Ley de Moisés. Mientras tres purificás cantan, una acompaña la canción con ininterrumpidos golpes de pandereta.

Antes se realiza una procesión alrededor de la iglesia, un acto en el que los asistentes llevan una vela encendida en la mano. Si la llama se apaga, la tradición dice que es señal de que será un año de mala suerte para el campo. A continuación se celebra el ofertorio, seguido de la misa.

Cuando los vecinos entran en la iglesia, sólo quedan fuera las purificás . Ellas inician sus coplas junto a la puerta, en un ritual en el que da la sensación de que las voces proceden de la lejanía. Después acceden al templo para iniciar el rito religioso.