El municipio cacereño de Monroy prevé congregar a cientos de visitantes en su fiesta más emblemática: Las Purificás , una celebración inmemorial que cada año despierta el fervor y entusiasmo de los vecinos, emigrantes y turistas que visitan la localidad en estas fechas.

Las purificás son cuatro jóvenes que elige la mayordoma de la Virgen del Rosario. Ataviadas con el traje típico local, compuesto por el refajo de bayeta encarnada, bordado en blanco y plisado, un jubón negro con remate de encaje blanco y un tocado con pañuelo de raso blanco. la vestimenta se completa con un matón de Manila, medias de hilo y zapatos negros, a los que suman valiosas gargantilla y aderezos.

Con este atuendo entonarán el próximo 2 de febrero las 25 coplas alusivas a la Purificación de la Virgen, según se describe en la Ley de Moisés.

Una de purificás acompañará la canción con golpes ininterrumpidos e iniciará y cantará las dos primeras coplas. Las otras jóvenes siempre la acompañarán a coro y con las panderetas,lo que da un aire ancestral a la música.

La procesión de la Virgen --que lleva una vela encendida en la mano, como todos los fieles-- se iniciará por los alrededores de la iglesia. La tradición cuenta que hay que evitar que la vela se apague, pues "sería señal de mala suerte para el campo".

Tras la procesión, todos los feligreses entran en el templo, excepto las purificás , quienes se quedan entre la puerta y la cancela de la iglesia, donde inician sus cantos. Cuando se abre la puerta, la joven que porta las roscas canta una copla para pedir permiso para entrar "en la casa de Dios".

ARRAIGO La celebración de Las Purificás goza de gran arraigo entre los monroyegos. "Es una fiesta muy entrañable, un día muy significativo porque representa una de las tradiciones más antiguas, conocidas y queridas", explicó uno de los vecinos que, a pesar de no ser natural de la localidad, vive con intensidad esta celebración.

A los actos religiosos se unirá la programación lúdica y festiva con baile, música y degustaciones de dulces que cada año organiza el ayuntamiento. Monroy ya está preparado y espera con impaciencia, como cada año, la llegada de Las Candelas.