Tataki de solomillo ibérico puro con verdura marinada y hojas tiernas. O consomé obtenido al vapor del licor sii-take con huevo poché y jamón ibérico. Son dos platos fruto de la fusión de productos gastronómicos extremeños de primera calidad que, cocinados con la filosofía culinaria japonesa, empeñada en destacar el sabor, ofrecen una mezcla para chuparse los dedos.

El citado revoltijo, tan sugerente y sabroso, lo consiguieron los cocineros Hiroo Miki, que trabaja en la cocina del restaurante Piyama Madrid, su compatriota, Chihiro Tomita, gastrónomo del Zernat de Málaga, y los extremeños Antonio Granero, cocinero de Canal Extremadura TV, y Raúl Olmedo, del Meliá de Cáceres. Este cuarteto de destacados profesionales de la cocina han participado en el Laboratorio Gastronómico de la Imaginación Japón-Extremadura, que ha tenido lugar en los fogones del Hotel Balneario Valle del Jerte, organizado por el Gabinete de Iniciativa Joven, dentro de la Fiesta del Cerezo en Flor.

Cada cocinero elaboró un plato de forma individual, además de una crema de jenjibre con frutos rojos, que prepararon entre los cuatro. De esta manera consiguieron una fusión culinaria exquisita entre Extremadura y Japón.

En el menú, compuesto de cinco platos, no faltaron las truchas del Jerte al vapor de sake, cocinadas por Chiiro Tomita, y un teriyaki de presa ibérica, preparado por Hiroo Miki. Los extremeños elaboraron un tataki de solomillo ibérico con verdura marinada y hojas tiernas, y un consomé de sii-take con huevo poché y jamón ibérico.

El medio centenar de personas, pertenecientes al mundo de la hostelería y la restauración, junto con varios representantes de la Cámara de Comercio Hispano-Japonesa y la nutricionista Miyuki Takamoto, que estuvieron presentes en el evento gastronómico, coincidieron en destacar lo altamente positivo que ha resultado el encuentro, encaminado a investigar la fusión entre ambas gastronomías, a través del trabajo realizado por los cuatro cocineros, que han impartido clases magistrales, "mientras elaboraban y presentaban sus menús de fusión, explicó el gerente del GIP, Juan Pastor.

Por su parte, los cocineros señalaron que este tipo de encuentros son positivos, "sobre todo en el ámbito profesional", aparte de que, según Granero, "engrandecen nuestro entorno y los productos naturales que tenemos".