Navaconcejo vivió ayer un día festivo en honor de San Sebastián, con el Taraballo como protagonista, en lo que a la parte profana del festejo se refiere. Como manda la tradición, un año más este singular personaje repartió cintalazos, especialmente a la chiquillería, delante de la imagen del santo Sebastián.

En realidad se trata de un hombre vestido de blanco, con lunares rojos en el traje, que porta en sus manos el ventril de una soga, con el que pega a todo aquel que se acerca, sin que se sepa el verdadero origen de esta figura andante, "que según algunas teorías pudo tratarse de un ladrón o malhechor", explicó el alcalde José Antonio Moreno.

Ayer el buen tiempo favoreció el lucimiento del Taraballo durante la procesión a la que asistieron un número considerable de personas que, además de acompañar a la imagen de San Sebastián por las principales calles del casco urbano de Navaconcejo, no quisieron perderse la evolución de las andanzas del Taraballo corriendo detrás de los chavales para arremeter contra ellos soga en ristre.