Cientos de vecinos de Montehermoso y de otros municipios de la región se dieron cita ayer por la mañana para asistir a Los Negritos de san Blas, una fiesta declarada de Interés Turístico Regional. Bajo un intenso frío aminorado por el sol, el santo fue sacado en procesión por las calles de Montehermoso arropado en todo momento por numerosos fieles que acudieron a primera hora hasta la iglesia para asistir a la misa oficiada por el párroco del pueblo, Vidal Arias. El templo se quedó pequeño ante el masivo público que asistió al coincidir la fiesta en domingo.

El sacerdote resaltó los valores del que fuera obispo y de los hechos, para algunos milagrosos, que realizó con sus manos. Concretamente, recordó el suceso en el que san Blas evitó la muerte a un chico que tenía clavada una espina de pescado en la garganta, lo que inició una leyenda que sigue hoy viva y que se refleja en los cordones de colores que, según el mito, protegen las gargantas de cualquier dolencia. Así también tuvo palabras de agradecimiento especialmente para aquellos montehermoseños que por diferentes motivos viven fuera de su pueblo natal y que ayer aprovecharon el día festivo para estar junto a san Blas.

Muy cerca de él y junto a la imagen de san Blas se encontraba otro de los protagonistas de ayer, David Lorenzo, que este año ha tenido que dejar a un lado su traje de Negrito para ejercer de mayordomo. "Llevo bailando como Negrito desde 1997, pero este año no he podido porque he sido mayordomo a raíz de que tenía hecha una promesa por mi padre que falleció y que también era Negrito", explicó emocionado. Respecto a los tradicionales cordones de colores, un elemento que forma parte de los preparativos que están a cargo del mayordomo, "hemos hecho siete mil metros, lo que supone unos once mil cordones", explicó David Lorenzo.

Ayer también fue un día especial para César Garrido, que ayer cumplía veinte años como Palotero uno de los personajes más populares de estas fiestas: "Es indescriptible explicar lo que siento, es mucha ilusión", comentó el propio Garrido que a pesar de cumplir dos décadas aseguró que seguirá "mientras el cuerpo aguante", confesó.