Tienen agua pero no pueden usarla. Más de 3.000 vecinos de nueve poblaciones de la Mancomunidad Río Tamuja llevan veinte días sin poder consumir el agua del grifo porque es perjudicial para su salud. O al menos así lo reconoce Sanidad, que ha plagado de carteles calles, bares y asociaciones de los pueblos que alertan de esta situación, que es la segunda vez que se da en menos de un año. Los vecinos exigen a las autoridades una solución urgente, además de indemnizaciones por no poder consumir el agua de sus casas.

Las localidades afectadas son Zarza de Montánchez, Plasenzuela, Robledillo de Trujillo, Santa Ana, Ruanes, Salvatierra de Santiago, Botija, Benquerencia y Torre de Santa María. "Huele muy fuerte. Cuando te duchas desprende un olor como a lejía que es insoportable. Llevamos días sin poder beberla ni usarla para cocinar. Nos pasamos el día de aquí para allá para coger agua del pozo. Y lo peor es que nosotros seguimos pagando el agua aunque no la consumamos", se quejaba ayer a este diario Antonio Domingo Moreno, un vecino de Zarza de Montánchez. El paseo hasta los pozos se ha convertido en un trayecto habitual para él y el resto de vecinos, aunque hay muchos que optan por comprar agua embotellada, de lo que también se quejan porque "encarece" la cesta de la compra.

LA CAUSA "Desde la dirección general de Salud se advierte a la población de que a la espera de los resultados analíticos no se utilice el agua para beber ni para la cocina (...)". Este es el texto que se puede leer en las puertas de los establecimientos públicos de las nueve localidades de la mancomunidad. Al parecer, según explicó el alcalde de Zarza de Montánchez, Ramón Palomino, el problema ha surgido después de que las nueve poblaciones hayan vuelto a abastecerse del pantano de Navarredonda, cuyo agua no es apta para el consumo porque supera los niveles de trihalometanos exigidos (100 microgramos por litro). Desde la última alarma por el mal estado de este agua en febrero, los vecinos recibían el agua del canal de Orellana pero las obras en el mismo han obligado a parar el trasvase y a recurrir de nuevo al pantano cacereño.

"Ya hemos instado a la Confederación Hidrográfica del Guadiana para que agilice las obras", advirtió el primer edil de Zarza de Montánchez, que restó importancia a la prohibición para el consumo. "Llevamos toda la vida bebiendo agua del pantano. Yo en mi casa la uso para hacer café y no pasa nada", insistió el alcalde.

No opinan lo mismo los propietarios de los bares, a quienes esta situación perjudica especialmente: "Hay muchos clientes que no vienen a tomarse el café porque no pueden beberse después un vaso de agua. Perdemos clientes y seguimos pagando el agua aunque no la consumamos", protestó Francisco García, que regenta un bar en la localidad. El ya ha exigido explicaciones a la mancomunidad, pero no ha recibido respuesta: "Dicen que el agua cuesta igual tanto si es buena como si no. No nos dan soluciones y la gente está cansada", añadió. No hay fecha exacta para poner fin a la prohibición para el consumo, pero, según las previsiones, la situación se alargará hasta la próxima semana.