Primero fueron las letras en un libro y ahora los números. La profesora cacereña Pilar López Avila continúa con su labor creativa y pedagógica y, arropada por la editorial Bruño, presenta un nuevo volumen titulado Las divertidas aventuras de los números , ya a la venta en librerías cacereñas.

López Avila tiene claro cómo hacerlo para aprender: "Trato los números del uno al nueve incluido el cero. Ellos viven sus propias aventuras como escaparse del cuaderno de un niño (el cero), jugar un partido de fútbol con sus amigos (el cuatro) o hacer un pastel con seis ingredientes (el seis)".

Con ilustraciones de María Luisa Torcida, que define como "geniales", la profesora recuerda que el volumen está dirigido a niños a partir de primero de Infantil hasta primero o segundo de Primaria, cuando ya pueden hacerlo solos.

Un apoyo escolar

López Avila precisa que su obra "no sustituye el aprendizaje escolar" y la plantea como "un refuerzo" a lo que se aprende en el colegio. "Los niños van aprendiendo los números de uno en uno, a escribirlos y reconocer la cantidad que representan. Por la noche, antes de irse a la cama, los padres pueden leer el cuento correspondiente al número que estén aprendiendo", dice.

Satisfecha con la respuesta del público, presentó el volumen en junio en la Feria del Libro de Madrid, donde firmó ejemplares. "Fue uno de los días más felices de mi vida, un sueño hecho realidad. El contacto con las familias que se acercaban con sus hijos, que me contaban cuál era el cuento de la letra o el número que más les gustaba. Fue una experiencia maravillosa, difícil de olvidar", recuerda.

En los textos, señala, el número suele ir acompañado de personajes con característica numérica. Por ejemplo, en el cuento del uno aparecen el gallo, el unicornio y al dromedario, que tienen una cresta, un cuerno y una joroba, respectivamente.

También se cantan canciones que hacen referencia a números. Es el caso del cinco, que canta cinco lobitos tiene la loba... o hace, como el seis, un pastel con seis ingredientes. En el libro también se refuerza la idea de la forma del número. Por ejemplo, el cero es un aro para jugar al hula-hop o de una rosquilla para comérsela. Una divertida manera de aprender con números y personajes.