Erase una vez una familia unida al pan... Así se puede resumir la historia familiar de los Rodríguez. Ramón Rodríguez abrió las puertas de la panadería Virgen del Río de Talaván en 1956. Con ayuda de su esposa y sus ocho hijos levantó un próspero negocio que ha ido pasando de generación en generación. Desde hace tres años es José Antonio Rodríguez, "panadero de vocación" y nieto del fundador, el que regenta el negocio familiar.

Pero antes de la llegada de José Antonio fueron sus padres, José Antonio y María, los que dirigieron el establecimento durante 35 años. José Antonio es hijo de Ramón y ha trabajado toda su vida en la panadería. Tal ha sido su implicación con el negocio del pan que hasta le puso el amor en el camino, y nunca mejor dicho. "José Antonio iba en burro hasta la fuente La Breña para recoger agua y poder amasar el pan, yo vivía en el camino de la fuente y allí nos enamoramos", recuerda la esposa del panadero, María.

Tras pasar por el altar el matrimonio heredó el negocio familiar. "Entonces un kilo de pan de leña valía 7,30 pesetas", cuenta María. Pero no es ese el primer precio al que los Rodríguez vendieron el pan. Cuando el abuelo Ramón estaba al frente del establecimiento la gente entregaba la cosecha de trigo a cambio de vales que le asegurarán pan para todo el año. "La gente no tenía dinero el resto del año", explica la panadera.

Después de una vida de trabajo y sacrificios hace tres años que José Antonio y María decidieron jubilarse. Padres de dos hijos fue siempre el varón, José Antonio, el que tuvo claro que continuaría la saga familiar. Actualmente él, su esposa y dos empleados están al frente de la panadería. "Elaboramos muchos dulces artesanos y el pan lo seguimos haciendo con leña, en este caso de encina", explica José Antonio. Lo que no está tan claro es si sus dos hijas estarán dispuestas a dedicar su vida al negocio panadero.