El embalse de Borbollón, en el término municipal de Santibáñez El Alto, ha colgado el cartel de completo este invierno. Se calcula que son 4.000 las grullas que han elegido este enclave natural del sur de Europa para escapar de los rigores de las bajas temperaturas y pasar esta época del año en un auténtico paraíso situado en plena comarca de Sierra de Gata.

Gracias a las I Jornadas sobre Grullas y Aves Invernantes, que se han celebrado el fin de semana en el pantano, se ha descubierto que el número de ejemplares supera con creces los 1.000 individuos contabilizados hasta el momento. "Hemos calculado que son unas 4.000 las grullas que pasan el invierno en el Borbollón", explicó Kenet Sánchez, técnico en turismo de Adesval, la Asociación para el Desarrollo del Valle del Alagón.

Las grullas tienen muchas y variopintas vecinas porque no faltan otras pequeñas aves que anidan en el Borbollón, además de cormoranes, gansos comunes o ánades reales, explicaron desde la organización del evento que ha sido "todo un éxito de participación". Los asistentes han descubierto, gracias a las anillas de colores que portan las aves, que los pájaros llegan desde lugares tan alejados como Estonia, Alemania, Suecia o Dinamarca. Ha sido tal el éxito, que los responsables de las jornadas han creado una comisión que se encargará de organizar el próximo año varios encuentros durante la temporada en la que las grullas descansan en el embalse de Borbollón. "Hemos tenido participantes de la Asociación Andares de Montehermoso, de Coria, Moraleja, Plasencia e incluso hubo una representación de la Asociación Amigos de GalloCanta de Teruel y de la Seo/Bird Life", añadió Sánchez.

Los asistentes pudieron escuchar conferencias impartidas en el camping Borbollón por expertos en la materia, además de realizar rutas de senderismo y a caballo. También se organizó un concurso de fotografía y no faltaron talleres y un concierto nocturno para animar la actividad. Mientras, las grullas siguen tomando el sol de invierno en el Borbollón.