El jesuita Miguel del Barco fue el primer europeo que describió el cactus, el árbol de la jojoba y las cucarachas amarillas. Sus inquietudes naturalistas, intelectuales y arquitectónicas las compaginó con su labor evangelizadora. Pero además de adoctrinar en el cristianismo a los nativos, les enseñó técnicas de agricultura, construcción o ganadería, entre otras. A los niños, lectura y escritura,y a los mayores, economía y artes manuales.