Tres minas de un complejo minero que se llama La Paloma. Sórdido nombre si se piensa que quienes están enterrados allí no pudieron desgraciadamente remontar su vuelo. Se calcula que en el yacimiento de fosforita del siglo XIX de la localidad cacereña de Zarza la Mayor pueden estar los restos de medio centenar de personas asesinadas en 1936 por las tropas sublevadas, ciudadanos procedentes no solo del pueblo, sino de otras localidades próximas, «llegando, incluso, a hablar de la zona de Gata», apuntaba ayer Julián Chaves, investigador de la Universidad de Extremadura que junto a la alcaldesa, Vanesa Montero, mantuvieron una reunión con la presidenta de la Diputación de Cáceres, Charo Cordero. El encuentro sienta las bases para firmar un convenio y comenzar los trabajos que han de llevar a la exhumación de los cuerpos que se encuentran enterrados en la mina.

Tanto Chaves como la alcaldesa agradecieron la implicación y el compromiso de la diputación para poder llevar a cabo «lo que muchas familias esperan -aseguró Vanesa Montero- que no es otra cosa que recuperar los restos de los suyos, y ahora ya me dicen que están esperanzados y ven una ventana en la que está entrando algo de luz».

Chaves explicó que la intención es seguir la hoja de ruta que se siguió en la mina Terría de Valencia de Alcántara, «que fue un trabajo modélico, como también este lo será». No obstante, reconoció las dificultades, quizá mayores, incluso, que se pueden encontrar en este caso, ya que «son tres minas de muchísima profundidad y en un terreno enormemente complicado, porque es blando, puede ceder y hay que actuar con enorme cuidado». Por tanto, advirtió, «hasta que los especialistas no nos adentremos y veamos el alcance del trabajo y las condiciones no nos podemos aventurar a dar una fecha para la exhumación, pero lo importante es que el propósito ya está».

La presidenta de la instituciñon provincial insistió en que «el equipo de gobierno socialista va a seguir hasta el último segundo de la legislatura luchando por la dignidad y alentando el trabajo para recuperar los cuerpos de tantas víctimas asesinadas hace 80 años y que sus familias esperan poder enterrar algún día».