La Congregación Religiosa Hijas de la Virgen de los Dolores tiene presencia en Trujillo en los primeros años del siglo XX, fundada por los trujillanos Antonia María Hernández Moreno y el sacerdote Juan Tena Fernández. Pero es desde el año 1994 cuando las Hermanas trabajan en Angola, en la Diócesis de Benguela, con labores sanitarias, educativas y sociales. Para mostrar la realidad de la zona y la labor diaria de esta congregación el joven trujillano Alejandro Cancho va a llevar a cabo un proyecto audiovisual «que dé fe de la importante tarea que desempeñan con los más necesitados», asegura. Cancho cuenta que desde pequeño ha colaborado con el grupo realizando actividades para la recaudación de fondos destinado a las misiones que las hermanas tienen en Angola. Siempre le llamaba la atención «ver lo que allí podían hacer con los pocos recursos que enviábamos desde España», explica. Por eso «he querido vivir la experiencia en primera persona» y al terminar la carrera de Periodismo ha decidido visitar el país africano «para concienciar a la sociedad de que muchas personas lo pasan mal y necesitan nuestra ayuda». Acompañado por un amigo cámara de televisión, David Fernández, ambos han partido a realidad el que será, dicen, «el viaje de nuestra vida».

Alejandro se muestra emocionado al pensar en lo que podrá aprender de la labor de los misioneros españoles, por eso quiere que la producción audiovisual que van a realizar «se vea minuto a minuto cómo es el trabajo de las hermanas» donde el hilo conductor será la Hermana Auxiliadora, que fue directora de primaria del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Trujillo hasta que se marchó a las misiones.

DIARIO/ Según explica el joven trujillano, el plan de viaje pasa visitar la casa de la congregación en Luanda «e intentar hablar con el Embajador de España». Después partirán a Benguela, pasando antes por Bocoio. Allí es donde están las familias más necesitadas, comenta, «gente que vive en chabolas y en la más absoluta pobreza». Además, tienen previsto entregar algunos medicamentos llevados desde España. En Benguela, donde la población vive de la pesca, las hermanas tienen una casa de formación «para las angoleñas que quieren entregar su vida a Dios haciéndose religiosas». Será en este lugar donde pasen la mayoría del tiempo hasta su vuelta dentro de un par de semanas. Alejandro y David llevan en sus mochilas, no solo ganas de ayudar y mostrar «en qué se invierte el dinero que se envía a las misiones desde Trujillo», si no también material sanitario y escolar que han donado numerosos colaboradores «que de forma altruista han querido ayudar en esta ‘Misión Angola’ que estoy seguro que nos va a marcar para siempre», confiesa.