Voy a empezar pidiendo comprensión a los hombres porque hoy toca ser feminista y reivindicar una de las cosas que se nos sigue negando a las mujeres: el mando a distancia. De entre todas mis amigas, sólo hay una que cambia de la tres a la cinco, de la cinco a la uno y de la uno a la siete cuando le viene en gana y la razón es muy sencilla: vive sola. De otra manera, ser dueña y señora del mando de la tele es algo que va más allá de la ciencia ficción. Algo inviable, inalcanzable y utópico. Esto no sería un grave problema si nuestros novios, maridos o similar del género masculino tuvieran los mismos gustos televisivos que nosotras, y nosotras tuviéramos el mismo instinto explorador que ellos. Pero qué va, nada más lejos de la realidad. Ellos aman la superficialidad, pasan de puntillas por todos los canales y son capaces de hacer un recorrido completo en menos de dos segundos; a nosotras nos gusta más la estabilidad, interesarnos y detenernos en algo concreto. Ellos ven cuatro telediarios al mismo tiempo; nosotras preferimos escuchar las noticias, de la primera a la última, en la misma cadena. A ellos les gustan las películas de monstruos, tiros, peleas y mafiosos; a nosotras las de amor, las comedias, las que nos hacen reír o soltar una lágrima. El consenso es del todo imposible y la democracia en ese complicado territorio compartido del salón, también. Hasta el momento, la historia nos dice que el abuso de poder y las dictaduras siempre han sido cosa de hombres, será por eso por lo que lo aceptamos con resignación y acabamos cada noche dormidas, babeando el sufrido reposabrazos del sofá, mientras oímos, como si de una nana se tratara, el sonido insoportable de una ametralladora y al pesado del Schwarzenegger decir: "si sangra, podemos matarlo". Lo que ellos no saben (y es mejor así) es que ese mando que tanto les gusta es sólo un juguete. El de verdad, el que busca, selecciona y decide la programación de nuestro día a día, de nuestra vida en común, lo tenemos nosotras. Y, por fortuna para ellos, no nos gusta hacer zapping.