A un lado el café, la estafeta de Correos y la casa de toallas, vírgenes y santos de Picado. Al otro, un bar, una tienda de regalos y un pilón lleno de agua. En medio, el arroyo Abrilongo y un mojón de granito con una P en el lado occidental y una E en el oriental.

El arroyo es la frontera natural entre España y Portugal. Medio kilómetro más arriba pasa la carretera que une La Codosera con Arronches. Pero los 100 habitantes de estas dos aldeas, donde se habla la misma lengua y sólo se diferencian por un artículo (Marco y El Marco), no gustan de dar rodeos y tienen un minipuente que une los dos países.

El paso sobre el arroyo Abrilongo es el más pequeño puente internacional de Europa. También es el más rústico, con su pasarela de hierro de medio metro de ancho y su barandilla a un lado.

LA TIENDA COMEDOR DE MARI

La raya depara sorpresas como este puente singular o como la irrepetible casa de comidas de Emilio y María, situada en la aldea fronteriza de Aceña de la Borrega, a un paso de Valencia de Alcántara. Este restaurante está dividido en dos ambientes: a un lado, la tienda-comedor, donde entre escobas, botes de suavizante Cariño y banastas de tomates se disponen seis mesas con faldilla y brasero bajo cuatro bombillas desnudas con adornos navideños.

Mientras Mari coloca ante los comensales una botella de gaseosa La Antoñita, un vino peleón para machotes y un bol rebosante de ensalada, los paisanos entran a por el pan, el tomate frito y los packs de papel higiénico. Mari no se amilana con el jaleo y recita la carta, que no varía desde cuando Viriato cazaba romanos por estas tierras. A saber: conejo, cordero, cabrito y pollo.

Las bandejas de carne llegan a la mesa cubiertas de un manto delicioso de gajos gigantes de patatas fritas. De postre, unas natillas PMI, un flan Dhul o cualquier otra golosina de las estanterías. Si se prefiere helado, Mari saca toda la oferta del arcón, la deposita en una bandeja de acero inoxidable y voil : self service .

Tras pagar menos ocho euros por la comida, café incluido, hay que visitar el otro ambiente del local: la taberna, donde Emilio despacha cervezas con tapas de pisto y los paisanos juegan al tute seseando en portuñol .

Las sillas son de enea; los techos, muy bajos y de madera; las mesas, camillas con braseros... Dos trancas con campanos penden sobre el mostrador, calendarios de chicas despelotadas cuelgan de las paredes y un melón reposa en lo alto de la escalera. Es la raya... La frontera más pobre y singular de Europa.