Cinco de la tarde del último jueves del mes de julio. La antigua Granja de Yuste, utilizada durante siglos por los monjes jerónimos del cenobio verato para obtener los productos con los que llenar su despensa, vive un trasiego especial de razas y religiones. Setenta y ocho niños, treinta y siete de ellos iraquíes y el resto españoles, participan en el I Campamento de la Solidaridad organizado por la ONG Save the Schildren, con la financiación de Los Cuarenta Principales y la colaboración especial de Mensajeros de la Paz, "que nos ha ayudado a reclutar los niños en Irak", declara el responsable del área de campamentos internacionales de Save the Schildren-España, David Domínguez.

En la plazuela que configuran las antiguas edificaciones de los frailes de Yuste comienza la Kermesse --feria multicultural--, en la que cada grupo muestra algo típico de su región. Monitores y traductores se esfuerzan para que los niños irquíes, procedentes de Bagdad, el Kurdistán y el centro de Irak, que representan a los diversos grupos culturales y religiosos del país --suníes, chíies, asirios, caldeos y kurdos--, contesten a preguntas de la prensa.

En todos los chavales está presente el recuerdo de la guerra. Nesla, de 13 años, asegura que de España le ha gustado casi todo, pero especialmente la comida, la convivencia y la paz que se respira a diario en La Granja.

A Haiman, una chica de 15 años, no le gustará volver a Irak, porque sabe que se reencontrará con un país convulso, "donde no existe ninguna seguridad".

Otros compañeros destacan sorprendidos que en España "casi no hay policías ni soldados", y creen que los conflictos continuarán en su país "bastante más tiempo". Hadi, de 10 años, tiene una inquietud: "Si pudiera hablar con el presidente Bush le pediría que se lleve sus militares".

Esta noche hay cena de gala multicultural y mañana domingo será la hora de las despedidas y la aparición de algunas lágrimas por el adiós.