La importancia que en su día tuvieron los pueblos ferroviarios extremeños ha desaparecido y ahora están en desuso. Con la sola finalidad de dar a conocer lo que los mismos representaron en cuanto al tráfico ferroviario en tiempos pasados hablaré, en esta ocasión, del de Valencia de Alcántara, reseñando verazmente la importancia que tuvo, tanto como estación, como frontera --la más importante del oeste de España por encontrarse en la línea directa de Madrid-Lisboa-- como por el tráfico de viajeros y mercancías en tránsito para Portugal.

En la actualidad es el tráfico de mercancías el que más prolifera, por haber desaparecido los trenes de viajeros entre los dos países. Ya sólo circula un tren entre Madrid y Lisboa, y viceversa. Un tren Talgo que por Valencia de Alcántara pasa de madrugada, por horas tan intempestivas que sólo suele ser usado por imperiosa necesidad.

Para seguir un orden en la importancia que tuvo esta estación describiré la composición de la plantilla de personal perteneciente a Renfe, poniendo como ejemplo el año 1980, cuando era el siguiente: un jefe de estación; 5 factores de circulación; 4 factores fijos; 10 mozos de agujas y 2 limpiadoras; 4 agentes de material remolcado; 2 del servicio eléctrico; un sobreestante; un capataz; una brigada de obreros del servicio de vías y obras; 4 vigilantes; 3 conserjes dormitorio de personal y 2 agentes del servicio de material y tracción.

Además formaban parte de la plantilla de personal con residencia fija en Valencia de Alcántara, los agentes de la compañía portuguesa, 9 personas más.

En la misma fecha y pertenecientes a los distintos servicios propios de la frontera existían la Administración Provincial de Aduanas; una comisaría de policía; fuerzas del Resguardo de la Guardia Civil; la Agencia Internacional Martínez Estéllez; y la fonda y la cantina. Todos ubicados dentro del grandioso edificio principal, que se terminó de construir en 1950 y sustituyó al antiguo y primer edificio, de 1881, fecha en la que se inauguró el ferrocarril de Madrid a Cáceres y Portugal. También estaban en el inmueble una delegación del Banco de España y una librería de Ferrocarriles. Hoy han desaparecido todos.

La barriada de la estación, donde vivían la mayoría de los agentes disponía de escuelas de niños y niñas, comercios, peluquerías, bares, etcétera, por lo que era un lugar muy concurrido. Tampoco faltaban las fiestas, con asistentes de Valencia de Alcántara y de pueblos portugueses.

Diariamente circulaban entre España y Portugal y con destino a las estaciones portuguesas de Torres de Vargas y Entroncamento 5 trenes mixtos de mercancías y viajeros, remolcados por máquinas de la Compañía Portuguesa, con vagones de mercancías y dos coches de viajeros de primera y segunda clase. También a diario circulaban entre Madrid, Atocha, Chamartín y Lisboa y viceversa, los trenes Lusitania Expreso y Lisboa Expreso Ter, ambos trenes de viajeros.

El Lisboa Expreso Ter en la década de los ochenta fue sustituido por el tren Talgo Luis de Camoes; y el Lusitania Expreso, por el único tren de viajeros que hoy circula por Valencia de Alcántara: el Talgo Hotel. También en esas fechas circulaba diariamente entre Cáceres, Valencia de Alcántara, y viceversa, un tren mixto de viajeros y mercancías, con dos coches de primera y segunda clase y parada en todas las estaciones. Tampoco funciona ya.

Cuando la abundancia del tráfico lo requería, también entre Cáceres y Valencia de Alcántara circulaban trenes especiales de mercancías. Por su proliferación, Renfe creó nuevas vías y ensanchó y alargó las ya existentes, para lo que fue necesario hacer desaparecer los almacenes situados entre las vías. Las obras se realizaron entre 1982 y 1983 y la estación quedó tan perfecta que no se volvió a tener problemas con el estacionamiento de vagones.

El tráfico de mercancías en régimen internacional es lo único que no ha desaparecido por esta frontera, pero fastidia a los naturales y a los viejos ferroviarios observar la falta de trenes de viajeros y el escaso personal de la estación, que da la sensación de abandono. En cuanto al personal que aún queda, la plantilla de Renfe la componen 14 personas, además de otras dos de la compañía lusa, 27 menos que en los años 80.