Por algunos rincones de Extremadura quedan todavía reliquias del pasado. Una de ellas está en la frontera portuguesa de Segura, en el término municipal de Piedras Albas. Un viejo escudo franquista, compartido con el jefe portugués Salazar, destaca en la fachada del edificio fronterizo, que, en su momento, tuvo una gran actividad económica entre Portugal y España, llegando a circular por este paso más de 25.000 personas al año.

Desde que fueron abiertas todas las zonas limítrofes en los países de la Unión Europea, en fronteras y aduanas los edificios están en completo abandono.

Alojamiento rural

El inmueble de la frontera de Segura, por su ubicación, bien podría convertirse en alojamiento rural, puesto que el edificio goza de una situación que es privilegiada, subiendo, una vez recorrido el puente romano de Alcántara.