Se trata de un municipio joven que nace, en 1954, al amparo del plan general de colonización de la zona regable por los canales derivados del pantano de Rosarito, en las provincias de Cáceres y Toledo. En virtud de este decreto se decide crear este núcleo urbano ubicado en el término de Talayuela, con una población inicial de 1.465 vecinos, de los que el 80% procedían de Talavera la Vieja, desaparecida bajo las aguas del pantano de Valdecañas.

Más tarde, en 1985, los habitantes de Rosalejo aprueban iniciar el proceso para la conversión del pueblo en entidad local menor, recibiendo el informe favorable de la Diputación Provincial de Cáceres, consiguiendo la resolución definitiva del Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura en sesión de 30 de septiembre de 1986. No obstante, no llegaría a ser independiente hasta 1994.

LAS VENTAJAS DE SER PUEBLO

Su constitución como entidad local menor aporta a este pueblo la atribución de un patrimonio, la posibilidad de delimitar su territorio, y asumir competencias y financiación, puesto que le da vía libre al acceso a fuentes económicas procedentes de otras administraciones.

Rosalejo se sitúa en la zona noroeste de Campo Arañuelo, lindando con la provincia de Toledo. El Tajo y el Tiétar, su afluente, marcan las barreras geográficas naturales, dentro del triángulo que forman los dos ríos y que delimitan el término municipal; se trata de un terreno casi llano en el que abundan las zonas de regadío, seguidas de algunos pastizales, con muy poco tierra ocupada por montes, en la que sólo destaca el Cerro Cuerno, de menos de 300 metros de altura.

La localidad cuenta con tres de las 24 cooperativas que se asientan en el Campo Arañuelo, son cooperativas agrarias, pues más de la mitad de la población se dedica a la agricultura y la ganadería, mientras que de su patrimonio destaca el Rollo Jurisdiccional del siglo XVIII, que no pertenece originalmente a Rosalejo. Una inscripción en su base atestigua que en el año 1767 fue mandado levantar por el Concejo en la plaza de la villa de Talavera de La Vieja, pero con motivo del desalojo de los habitantes de la localidad fue trasladado a Rosalejo (municipio al que emigraron la mayor parte de los talaverinos), para evitar su desaparición, y hoy sigue luciendo en su plaza.

En su base, consta de tres gradas de plata cuadrada y una basa en al que se asienta la columna de cuatro cuerpos; el último tramo del fuste se corona con el capitel donde asoman cuatro cabezas que miran a los cuatro puntos cardinales, rematando todo el conjunto con un pináculo cónico que se decora con un lazo esculpido y un adorno de forja.