Rutas literarias 1

De las rutas que llegan a Yuste, la más popular es La Ruta de Carlos V . Esa que suele recorrerse entre Tornavacas y Jarandilla, en noviembre, y de Jarandilla a Yuste, a primeros de febrero. Pero hay otras rutas, que en la geografía y la historia o fuera de ellas (entiéndase en la literatura) vienen hasta el monasterio y palacio. Son caminos que en sus días fueron recorridos a caballo, a pie, o incluso a volandas de los pájaros que ocupaban las cabezas de algunos escritores. Me refiero a caminos que llegaron a Yuste y que (a excepción de la ruta de Carlos V) han quedado escondidos con el paso del tiempo, y el poder del olvido, entre los renglones de revistas antiguas y novelas abandonadas. Se trata de escritos que solo de vez en cuando desbrozamos y recorremos algunos ratones (desorientados incluso) de biblioteca. Varían las formas en las que nos cuentan esos viajes (reales o solo literarios). Así, el relato de Emilio Castelar es solo literario. Don Emilio se documenta hasta agotar las fuentes y reconstruye el último viaje del emperador. Lo mismo nos lega Francesc Pi i Margall. En ambos casos podríamos hablar de novela histórica. En cuanto a Ciro Bayo y Pio Baroja debemos considerar que nos hablan de manera novelada en términos realistas aunque llenos de imaginación de principios del siglo XX: hay que suponer que viajaron a Yuste; pero no es imprescindible ni necesario creerlo; porque nos cuentan sus viajes en términos de novela. De manera que importa más lo verosímil de su narrativa que la referencia a lo real. Don Ciro relata su viaje dentro de una obra titulada El peregrino entretenido , mientras que don Pío, por su parte, lo hace en su novela La dama errante . En cuanto a los relatos de Pedro Antonio de Alarcón y Miguel de Unamuno, bien podrían considerarse periodismo de viajes: ellos muestran en sus artículos que estuvieron en Yuste... de un modo ameno, ocurrente y detallista en el caso de Alarcón, y no falto de ironía y reflexión histórica en el caso de don Miguel.