«Dificil de explicar con palabras lo que supone el día de hoy. Gracias a todas y a todos lo que confiásteis, a las familias, pero sobre todo a los abuelos y abuelas que estrenan la casa. No descansaré hasta conseguir que la última persona dependiente en nuestro municipio pueda acceder a su plaza, sea pública o concertada, y ver ampliada esta plantilla de trabajadores formados que merecen su hueco aquí». Son palabras escritas por el alcalde de Salorino, Álvaro Sánchez Cotrina, el pasado 11 de enero en sus redes sociales.

Se cumplía un sueño no solo del regidor, sino de la población en su conjunto que ya disfruta de una residencia para mayores. Lo cuenta María Boyero, una de las auxiliares del centro, que a sus 32 años se muestra feliz: «Estoy muy contenta porque ese empleo se queda en el pueblo». Madre de dos hijos, María explica sus labores: «Los levantamos, duchamos, les damos el desayuno, la comida, los acostamos... Estamos aquí para lo que necesiten», indica satisfecha.

Salorino está orgulloso de este avance. El primer edil no puede ocultar su alegría: «Llevo nueve años en la alcaldía, pero si por algo he peleado ha sido por dotar de una residencia de mayores a mi pueblo, no sólo para atender las necesidades de los abuelos, sino también como un elemento generador de empleo, sobre todo femenino dado que es uno de los más castigados en el medio rural. Yo lo he vivido particularmente acompañando a mi madre hasta Plasenzuela a más de 100 kilómetros de Salorino y así poder ver a mi abuela. Nos moríamos de ganas porque llegara el domingo para visitarla, besarla y abrazarla. Mucha gente se tenía que ir a otros sitios».

Actualmente, esos viajes no volverán gracias al millón de euros de inversión de un centro con 20 residentes y con capacidad para 33 usuarios. Cuenta con 12 empleados, entre cuidadores, auxliares, enfermera y una directora.