La localidad cacereña está sobre un terreno bastante llano a excepción del sector enclavado sobre la sierra de Santa Cruz en el que encontramos pendientes de altitud considerable. Desde principios de este siglo, la población de Santa Cruz de la Sierra ha ido creciendo paulatinamente hasta el año 1950, momento en el que comienza un descenso regular que aún hoy no ha podido remontarse.

Como en el resto de las poblaciones extremeñas este descenso es consecuencia de la emigración padecida por nuestra región a mediados de siglo. El gran éxodo sufrido en este municipio en los años 50 ha cristalizado en una notoria caída de las tasas de natalidad y en una tendencia al alza de las tasas de mortalidad, con el consecuente envejecimiento de la población existente en Santa Cruz de la Sierra.

La principal ocupación es el campo con mayor presencia de la ganadería mientras que la agricultura, de secano, es menos importante. Villa legendaria y milenaria, fue habitada desde tiempos remotos por civilizaciones precélticas, celtíberas, lusitanas, vetonas, árabes y romanas. Cuna de ilustres personajes como Nuflo de Chaves (siglo XVI), fundador de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia; don Juan Sánchez, duque de Estrada; el padre Diego Samaniego (siglos XVI y XVII), jesuita y gran orador...

CUNA DE ILUSTRES

Santa Cruz de la Sierra, lugar pedáneo de Trujillo desde su reconquista el 28 de agosto de 1234 por don Pedro Yane, lugarteniente del Maestre de Alcántara don Arias Pérez hasta 1626, se halla rodeada de una frondosa y arbórea vegetación de verdes encinas y olivares. Manantiales rocosos surgen de las entrañas de la sierra. Sus calles angostas, cortas y retorcidas suavemente empinada hacia la sierra.

Santa Cruz de la Sierra es toda una sorpresa: antiguas edificaciones, ruinas conventuales y casonas solariegas ya devastadas. La localidad es todo un conjunto de historia y añoranza.

Su monumento principal se encuentra en la plaza Mayor: la Iglesia de la Vera-Cruz, declarada monumento provincial de interés histórico-artístico en 1974 y restaurada por Bellas Artes. La gastronomía propia de la zona son los asados, chuletas y chuletones, ternera en su jugo, caza o volatería, frite extremeño o caldereta, además de la gran variedad de raciones y la repostería.

Son numerosos los restos arqueológicos encontrados en el término municipal de Santa Cruz de la Sierra, tanto pertenecientes al neolítico, época romana y visigoda. A este último período pertenece la pilastra de mármol que se conserva en su iglesia parroquial de la Vera-Cruz, obra de mampostería y sillería granítica.