María del Rosario de Sande es nacida en Ceclavín y actualmente reside en Alcalá de Henares. El pasado 13 de enero murió su madre, su padre lo había hecho 18 años atrás en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. «Mi ilusión y la de mis dos hermanos siempre ha sido que nuestros padres se pudieran enterrar juntos en la localidad que les vio nacer y crecer», explica a este diario.

«Mi padre está enterrado con una tía abuela en el cementerio de Ceclavín, en ese momento no había tumbas disponibles para poder sepultarlo y al final optamos por aquella decisión. Una vez muerta mi madre hice la petición al ayuntamiento para desenterrar a mi padre y enterrarlo con mi madre en un sepulcro nuevo. Mi sorpresa fue que me pusieron pegas para venderme uno nuevo».

Rosario cuenta que su padre fue sepultado en un ataúd de zinc «y que este tipo de cajas no se pueden abrir por motivos de enfermedades contagiosas y porque dicen que contienen materiales tóxicos. Por eso, pensé en adquirir un panteón para poder enterrarlos juntos, ya que ellos tienen todo el derecho del mundo de disponer de un nicho en su pueblo».

Aunque desde el consistorio le denegaron la petición. «Me manifestaron que iban a indagar en mis antepasados para ver si tenían tumbas y como fuera así no se me iba a dar otra. Pero, ¿quiénes son ellos para contestarme eso. Quiénes son para indicarme dónde le tengo que dar sepultura a mi madre y menos en estos momentos tan complicados?», se pregunta, mientras no descarta adoptar acciones legales para hacer valer lo que considera un derecho.

La respuesta municipal

El Ayuntamiento de Ceclavín, por su parte, comentó que la afectada «posee panteones a nombre de sus padres, abuelos, bisabuelos, tíos abuelos... con lo cual nosotros le señalamos que hiciera uso de los nichos que atesora en su propiedad». El consistorio argumenta que «ella quería un panteón nuevo, pero que estos son únicamente para un caso de necesidad o emergencia y más ahora con la pandemia del covid-19».

El gobierno local alega que «la población tiene más tumbas que gente empadronada. «La petición que nos solicitó no se podía realizar porque los ataúdes de zinc no se pueden abrir por temas de reciclaje, los líquidos que guardan en su interior y hay que utilizar una radial. Será otro asunto que habrá que abordar».

Insiste en que «los panteones son de un solo uso y el concejo establece como norma que si la familia del difunto posee nichos, se tiene que enterrar en panteones familiares, no de uno en uno, porque de lo contrario cualquier día nos vamos a quedar sin espacio. Una tumba se vuelve a reutilizar a los diez años, es lo normal. Y cuando es de zinc tendremos que decir que a los 50 años se podrá volver abrir», concluyen los responsables municipales.