El carillón no suena en Extremadura. El más claro testigo de este silencio extremeño es Gabriel Rivera, un empresario de Montehermoso que se encarga de elaborar campanas que luego viajan a distintas ciudades y pueblos del mundo. Rivera ha instalado este año varios carillones --conjunto de campanas-- en España. Los más importantes han ido a parar a edificios de Paracuellos de Jarama, Ciudad Real y Marbella, pero ninguno a la región.

Rivera asegura que la cultura del carillón en países como Bélgica, Holanda, Alemania y Francia está "mucho más avanzada" que en España. E incluso más cerca, en Portugal, hay un carillón "en cada pueblo".

A diferencia de las campanas tradicionales que se limitan a convocar a un acto religioso, la función del carillón va más allá, ya que hace sonar melodías, himnos y cualquier canción típica de un pueblo. De hecho, este conjunto de campanas toca desde el famoso sonido de la torre del reloj del palacio de Westminster, en Londres, hasta un pasodoble español o el popular Aserejé .

Gabriel Rivera asegura que el carillón debe tener un mínimo de 12 campanas y a partir de ahí "la cantidad que se quiera".

Melodías

Cada campana tiene una nota musical y un tamaño diferente. Las melodías se introducen en una central de mandos, dotada para memorizar hasta 1.000 canciones, que después marcarán el ritmo de los martillos que golpean las campanas. Esta tarea no es nada fácil. De hecho, la empresa está formando a una persona sólo para desempeñar la labor de carionista, que será el único en España.

Los himnos de Asturias, Madrid y Cataluña y canciones como Evita , Campana sobre campana , El Danubio , Cuando salí de Cuba y algún famoso villancico son algunas de las melodías que se introducen en la memoria.

Además el carillón tiene otra función: la estética, pues en los edificios donde se ha instalado también se muestra como un elemento decorativo.

Este instrumento de música variada y de carácter ornamental de momento está callado en la región. "En Extremadura no hay tradición y nunca la ha habido". Gabriel Rivera está convencido que con el tiempo esta cultura llegará a los extremeños. "La gente se sorprende cuando lo escucha", asegura.

Este montehermoseño ha dado los primeros pasos para fomentar el uso de los carillones. De momento, está en trámites con la Diócesis de Coria-Cáceres para que en el 2006 suene un carillón en la concatedral de Santa María, en Cáceres.