Una cadena que impide cruzar una finca se ha convertido en un quebradero de cabeza para una familia de guardeses de finca. Ocurre en Garvín de la Jara, que junto con Valdelacasa de Tajo, se sitúan en la comarca cacereña de La Jara. En Valdelacasa existen tres fincas situadas entre la sierra y el río Gualija cuyos nombres son Carretero, Pendolilla y Casas Blancas. La única salida posible para todas desde siempre es un camino que sale del término de Valdelacasa y cruza la parcela de El Planchón en el territorio de Garvín. Este sendero es una vía pública vecinal que comunica con el pueblo de Garvín, que atraviesa lo que se conoce como collado de Los Trampalones.

Una de las fincas, Carretero, fue comprada a sus antiguos dueños en junio del 2019 y se dio por sentado que la vía de acceso a este campo era el antes mencionado, el único existente. En la casa de esta propiedad vive el guarda contratado para la custodia de la parcela y su familia (esposa y dos hijos en edad escolar de 9 y 12 años). Cada vez que tenían que entrar o salir del solar, hasta el mes de septiembre, pasaban por la vereda supuestamente pública a través de la hacienda del Planchón, sin que nadie dijera nada. Pero el día 22 de septiembre todo cambió.

Jenifer Bellido Vergel y su marido José Antonio Pérez Palma explican a El Periódico Extremadura la situación por la que atraviesan. «El 22 de septiembre al ver que habían hormigonado unos postes para poner una cadena con un candado, fui a la vivienda del Planchón a buscar al guarda o a los empleados que trabajan allí, y nunca me atendieron. Quise hablar con ellos para que me dejaran pasar y así poder llevar a mis hijos al cole. No obtuve ninguna respuesta y encima nos cerraron el paso».

Enfrentamiento

EnfrentamientoBellido admite que su reacción fue cortar la cadena y poner otro cerrojo. «A la mañana siguiente, cuando salí con los niños, el guarda me cruzó el coche en la carretera y me amenazó al contarle que yo había sido la que había roto la cadena». En ese momento, la afectada le ofreció una llave del nuevo cierre «y le insistí pidiéndoselo por favor, ya que tengo menores en edad escolar y si se ponían enfermos necesitaba un acceso por donde pasar».

A juicio de Bellido, el vigilante se dedicó a insultarla delante de sus hijos y no la dejó pasar. Más tarde, «después de interceder muchísima gente me dejó salir durante una semana. Un día mi hijo pequeño me comentó que no quería ir al colegio, ¿por qué, qué pasa?, le pregunté. ‘Para no tener que pasar por allí’, me dijo mi niño».

Jenifer va más allá y sostiene que la ha llamado una asistente social «y me ha avisado de lo que supone que los niños no vayan a la escuela. Por ello, nos hemos visto obligados, sin necesidad alguna, de dejar a los pequeños con mis padres, por culpa de este maldito camino cerrado. Nos tiramos casi toda la semana sin verlos y además sus abuelos hacen 120 kilómetros diarios por senderos y carreteras que en diferentes tramos se encuentran en mal estado para llevar a sus nietos al colegio».

Bajar con un 4x4

Bajar con un 4x4Desde este campo, a través de otra calzada, hay que bajar con un vehículo 4x4 «y también tenemos que cruzar el río Gualija, que por cierto, con las nevadas y el temporal, no se puede vadear porque el agua está muy alta y es bastante peligroso, señala la denunciante.

Bellido indica que ella y su familia están «completamente desamparados y aislados en la finca. Tampoco puede acceder el camión del gas para suministrarnos, hasta hacer la compra es un problema gordo y no digamos si tuviéramos una enfermedad o un accidente, sería imposible que nos pudieran socorrer en una ambulancia».

Hay un precedente en este conflicto. La familia apunta que los niños, antes de marcharse con los abuelos, tenían que recorrer un sendero para ir a Garvín a coger el autobús y, desde allí, ir al colegio. El 22 de septiembre del año pasado los propietarios del terreno El Planchón colocaron unos postes y obstruyeron con una cadena el camino público impidiendo el acceso a la parcela El Carretero, pero les dieron una llave del candado a los propietarios de la finca Pendolilla, Casas Blancas y otras del término de Castañar de Ibor.

Ante esta actuación, y siempre según la versión de la afectada, el propietario de la parcela El Carretero denunció los hechos ante la Guardia Civil y llegaron a conocimiento del Juzgado de Navalmoral de La Mata y del Ayuntamiento de Garvín, instándoles a la apertura de la vía dado que el mismo es de titularidad pública y está a nombre del consistorio de Garvín.

Los denunciantes manifestaron reiteradamente al Ayuntamiento de Garvín que, aparte de la cadena anterior, estaba del mismo modo cortada la calzada de Garvín a Castañar de Ibor por una plantación de olivos a la altura de la casa del Planchón. Se les rogó entonces que mandaran abrir asimismo ese sendero, porque es de titularidad municipal e impide el paso entre los propietarios de los distintos solares y de los vecinos de Garvín o de Castañar. Incluso, según Jenifer, le llegó a ofrecer al regidor la aportación de una máquina gratuitamente para dar un repaso a este segundo camino.

Pero, ¿y qué piensa el ayuntamiento de todo esto? El alcalde de Garvín, Longinos León, asegura la existencia del conflicto. «Nosotros intentamos hablar con las dos partes para que se pusieran de acuerdo y evitar así males mayores, ante la negativa abrimos un expediente para aclarar la titularidad del camino de si es público o privado y le hemos pedido documentación a la Junta de Extremadura para salir de dudas». León expresa que «todavía no hay nada definitivo a falta de más informes».