Parece que las aguas bajan turbias entre el Tajo y el Salor. Y no es para menos después de la traumática elección del cargo de presidente de esta mancomunidad. Como ciudadano y cargo público no puedo por menos que estar preocupado con la actitud de algunos de nuestros representantes institucionales, máxime cuando mi alcalde, José Félix Olivenza, es uno de los implicados en el motín interno que padece el PSOE en esta mancomunidad.

Lo verdaderamente preocupante de todo lo ocurrido es la utilización descarada de las instituciones públicas con fines sectarios. Los cuatro alcaldes díscolos han pretendido continuar poniendo a la mancomunidad no ya al servicio de su partido, sino al servicio de su propio clan socialista.

Los cargos electos democráticamente elegidos por el pueblo están obligados a representar a los ciudadanos en las instituciones. Pero en la circunstancia de estos cuatro alcaldes están doblemente obligados, puesto que están liberados en sus respectivos ayuntamientos, por lo que además de su compromiso, es su obligación asistir a las reuniones, ya que cobran por ello. A los ciudadanos no nos sirve la vana excusa de los asuntos personales: cuando uno no puede ir, manda al suplente, que para eso está.

La Mancomunidad Tajo Salor ha sido durante mucho tiempo referente, en cuanto a prestación de servicios, para el resto de mancomunidades de Cáceres, hasta que en la pasada legislatura el presidente Santos Jorna se dedicó a utilizarla como plataforma de lanzamiento a otras esferas más codiciadas.

Al señor Jorna se le ve venir. Domina el marketing del papel cuché como nadie y eso hay que reconocérselo. Basta consultar las hemerotecas para comprobar como el expresidente, utilizando la mancomunidad, aparecía en los medios casi a diario, me atrevería a asegurar que incluso más que su paisana, a saber, la vicepresidenta de la Junta, Dolores Pallero.

No sólo ha utilizado la institución para autopromocionarse, que sería de todo lo menos censurable, lo peor ha sido el desgobierno de la misma y los desequilibrios internos que este presidente saliente y sus leales han consentido y generado. No sabemos si Jorna será un buen gestor para su pueblo, eso lo dirán los vecinos de Arroyo, lo que sí sabemos es que no ha sido un buen gestor para el conjunto de la mancomunidad. Esta institución es desconocida más allá del río Almonte y más acá de la Ribera de Araya. Los municipios del este (Cuatro Lugares) y los del oeste (zona de Alcántara) han padecido una gestión excesivamente localista de la mancomunidad. Porque a lo local se han derivado inversiones y proyectos que a priori parecieran más destinados al ámbito comarcal (como el famoso ´Rompiendo moldes´, que ha supuesto una inversión de un millón de euros exclusivamente en Arroyo de la Luz).

A esta gestión claramente insolidaria con el resto de municipios se unen las frecuentes ausencias por los continuos viajes de cooperación a Iberoamérica a espaldas del resto de ediles y por supuesto, a costa de las arcas de la mancomunidad.

Cinco de los nueve alcaldes socialistas de la comarca apoyaron el cambio en la dirección de la mancomunidad. Al parecer fue un acuerdo democráticamente alcanzado en el seno del PSOE comarcal, por lo tanto merece todo el respeto. Lo que no deja de sorprendernos es el peculiar sentido de la democracia de estos amotinados: sólo les vale cuando les favorece.

Entiendo que la cultura democrática obliga a desterrar movimientos de sedición en el seno de las instituciones, cuando estos obedecen exclusivamente a tensiones dentro de un grupo político. La derecha del PP ha estado a punto de gobernar la Mancomunidad Tajo Salor, a causa de disidentes que parecen no seguir más que la llamada de su ambición política o las directrices del señor de su clan. Ahora le queda la papeleta al nuevo presidente Luis Amado, alcalde de Mata de Alcántara, uno de los pequeños municipios olvidados del sector occidental. No seré yo quien desglose las bondades de este joven político pero debemos otorgarle un voto de confianza y confiemos en que sepa abrir el coto cerrado en que han convertido a la mancomunidad Tajo Salor. Trabajo desde luego va a tener.

El PSOE debería tomar nota de esta indisciplina porque entregar una institución a la derecha por motivos espúreos tiene un sonado antecedente en la Asamblea de Madrid y todos sabemos como se llama: es el ´tamayazo´.