El desaparecido teatro-cine Amarnie ha sido recreado en una maqueta tomando como modelo el recuerdo que mantiene vivo en su memoria Bernardino Gómez Atienza, quien, sin ningún conocimiento de marquetería, ha empleado alrededor de cinco meses para confeccionar algo que considera "un símbolo de la historia de Navalmoral". El autor ha elaborado con mimo, aunque "sin buscar la perfección" el lugar en que pasó tantos buenos momentos.

Se trata de una obra de madera, en la que se puede desmontar el tejado, donde se han engranado 3.500 tejas, para observar el interior singular del edificio. La entrada principal daba acceso a las 450 butacas que en la maqueta, Bernardino incluso ha tapizado en color granate. Lo que hacía diferente a este teatro del resto de los españoles "eran las plateas", según explicó Gómez, situadas a los laterales de las butacas que albergaban cada una 16 sillas.

La entrada principal conducía, a través de dos escaleras, a lo que popularmente se conoce como gallinero. El autor de la maqueta ha construido los pequeños bancos que en los que se sentaban los espectadores. El escenario también se desmonta y descubre los accesos a los camerinos de tantos artistas de renombre que actuaron en Navalmoral, como Juanito Valderrama, Marifé de Triana o Manolo Escobar, entre otros muchos. Bernardino aseguró que el Amarnie estaba "entre los cinco mejores teatros de España".

Esta maqueta es un reclamo para que el futuro teatro que se construya en la plaza de Abastos sea una réplica del Amarnie, por lo que Bernardino pide a las autoridades que "modifiquen los planos de las instalaciones" para que Navalmoral recuerde al teatro Amarnie "como se merece".