En cuanto comienza el verano, los pueblos de La Vera, además de sus actractivos naturales, históricos, culturales y paisajísticos, añaden en el calendario el festivo. Dentro de este último juegan un capítulo importantísimo los festejos taurinos, ya que en toda celebración que se precie, a la hora de congregar gente de las localidades más cercanas, tiene que contar con varios espectáculos, en los que los toros sean protagonistas, junto con los más valientes de cada lugar que salen al ruedo a "echar una suerte al toro y otra a la vaca", según se recoge en una de las múltiples versiones de las denominadas toreras ; un tipo de canción que se encuentra estrechamente ligada al festejo taurino, sin que falten las consiguientes referencias al amor y al miedo que pasan "los mozos cobardes, que hasta en la barrera "se ponen descoloríos.

La reducción

Hasta hace poco tiempo otro protagonista importante en el desarrollo de las capeas era el maletilla, personaje romántico y soñador, que casi nunca llegaba a conseguir fama y dinero. El número de ellos se ha reducido considerablemente en la última década, con la proliferación de las escuelas taurinas.

Sin embargo La Vera puede catalogarse por el tipo de festejos como la del toro-toro y la de las vaquillas. De Talaveruela para arriba predominan estas últimas, mientras que en La Vera Baja el toro grande, con kilos y trapío es el que manda en las capeas, que tienen como escenario de diversión y tragedia las viejas plazas de los pueblos.

A la hora de abrir los chiqueros, Garganta es la primera que deja de par en par el portón de los sustos, los días 3 y 4 de julio, cerrándolo Talaveruela y Viandar el primer fin de semana de octubre con el Paseo .