El Chíviri se vive a todo color gracias a los refajos y polleras que lucen las trujillanas, y a los pañuelos colorados que se ponen al cuello vecinos y visitantes. Por eso, desde hace ya varias semanas, quienes se ocupan de vender o confeccionar la indumentaria y complementos típicos de Trujillo estos días viven su temporada alta. Lo sabe bien Juana Plaza, propietaria de la mítica tienda Pedro Marcos. Este es uno de los establecimientos que más visitan los trujillanos cuando piensan en hacerse el traje que lucirán el Domingo de Resurrección. Allí se vende todo lo necesario para hacer el refajo con el picado, la camisa o el corpiño «ya que cada cual lo realiza en su casa, con más o menos maña», asegura Juana.

Además ayuda el hecho de que en esta tienda se vendan ya los patrones y los dibujos en papel para plasmar en la falda. Sin embargo, no es ahora cuando más se vende, sino al pasar el Chíviri «ya que la gente empieza a hacerse el traje con un año de antelación, y también se venden trajes ya hechos para las comuniones, como regalo de las abuelas», explica.

Tampoco pueden faltar los pañuelos rojos atados al cuello. Hasta 200 llega a vender el día del Chíviri la tienda Chonci Moreno, ubicada en la plaza Mayor. Su encargada, Asun Ruiz, asegura que ese día es «un ir y venir de gente comprando el pañuelo». El suyo lleva el nombre de la fiesta y la imagen de Pizarro «el típico de siempre desde hace diez años, que te vale para siempre». El precio es de 2,90 euros y «está hecho con tela de buena calidad», dice.

Otra de las partes de la vestimenta trujillana que pisa fuerte estas fechas son las alpargatas blancas con cordones cruzados en la pierna para las mujeres. En Mercería Millas las hay desde el número 19 y de todos los colores, ya que van a juego con los refajos, «sobre todo verde y rojos, que es el color más común», cuenta Esmeralda Redondo. Aunque, últimamente, han empezado a hacerse refajos de otros colores como rosa o malva, cuenta. Este calzado, por el material con que está hecho, es lavable, «pero casi son de usar y tirar porque tras la fiesta no hay quien las deje limpias». Eso sí, hay que darse prisa, porque se venden unos veinte pares al día y los números se agotan, avisa Esmeralda.

DULCE Y SALADO/ Por otro lado, lo que da sabor al Chíviri y a la Semana Santa son los tradicionales bollos de Pascua. Leche, aceite, harina, azúcar, huevos, cáscara y ralladura de naranja y limón, y anís en grano, son los ingredientes necesarios para hacer la boca agua. Tanto es así, que la Panadería Vienas no da abasto, porque estos días hacen unos 500 bollos al día. Otros manjares de esta tienda son las empanadillas de atún o chorizo ibérico, y los hornazos, que aguantan hasta el día de la gira, el Lunes de Pascua, «y que vienen fenomenal para reponer fuerzas tras el Chíviri», afirma Consolación García.