Este núcleo posee dispersos por su termino más de 30 conjuntos de grabados rupestres y un asentamiento de tipo castreño enclavado en uno de los meandros que forma el Tajo. Tanto uno como otro poseen una gran importancia, el primero por tratarse del núcleo más denso de Extremadura y el otro por albergar una población, fundamentalmente Bronce Pleno, que puede aportar valiosos datos para la reconstrucción de una secuencia histórica apenas conocida en la Alta Extremadura.

En época romana ese mismo poblado se reutiliza, igual que en la Edad Media, periodo en el que además se construye probablemente una atalaya sobre la roca conocida como Cancho Castillo, únicos testigos de la ocupación islámica del término.

Durante la repoblación fue parte del feudo de los de Belvís, hasta 1640 que pasa al Condado de Oropesa, evolucionando posteriormente como villa anexa a Navalmoral de la Mata. Su fisonomía urbana da una idea de lo que debieron ser en un principio las alquerías pastoriles en las que no primaba ningún criterio urbanístico. Su historia parece tener un pasado pastoril, es posible que se establecieran las primeras alquerías en los Ibores en base a un aprovechamiento por los rebaños de la Mesta que paga a los señorios sus varios impuestos (hierbas, vados, pontazgos...). Por esta razón, los nobles pretenden ampliar sus territorios a base de usurpaciones para apoderarse de las múltiples dehesas. Bastantes alquerías, como Valparaíso y Torviscoso al de Oropesa, Valdehúncar, Valdecañas, Mesas, Fresnedoso, Campillo, Belvís y las Casas de San Bernardo al Señorío de Belvís, pertenecieron los primeros años a señorios al apoderarse éstos de ellas.

FAUNA Y FLORA La actividad cinegética está muy extendida en la comarca del Campo Arañuelo, registrando cerca de un centenar de cotos, más de 70,000 hectáreas de terrenos sometidos a régimen cinegético y unas treinta sociedades de cazadores. Ciervos, gamos, corzos y jabalíes se encuentran entre las especies de caza mayor más frecuentes, mientras que las presas menores más habituales son los conejos, liebres, perdices y codornices.

La visita a la localidad o bien la práctica del senderismo permite adentrarse en una serie de parajes naturales de gran valor ecológico y, a su vez, acercarse un poco a la rica historia de estas comarcas. Un pasaje por el pasado de esta comarca y gentes que queda patente en cada uno de los edificios y construcciones que configuran su patrimonio. Además, Valdehúncar ha tenido en su historia varios episodios importantes de guerrillas debido a la orografía de la zona.