La comunidad de vecinos del municipio de Belvís de Monroy y residentes de la zona, que desde el pasado mes de julio había iniciado un proceso de recogida de firmas manifestando la "insalubre situación" que aseguran estar padeciendo "a causa de los fuertes y nauseabundos olores" que desprende la incineradora de ganado ubicada en Almaraz, presentó ayer ante la Consejería de Sanidad y Consumo de la Junta de Extremadura, un total de cuarenta y seis folios, en los que figuran 870 firmas, solicitando ante la misma la inmediata erradicación del problema.

Según explicaron a este periódico representantes de la asociación, "tanto los gases residuales de la incineración, como los emanados de los animales en putrefacción, producen una contaminación atmosférica que vulnera la legislación sanitaria", por lo tanto, añadieron, "entendemos que se trata de un delito sanitario continuado que corresponde a las autoridades sanitarias y judiciales sancionar".

Los vecinos insistieron en aclarar que "no piden el cierre de la incineradora, sino simplemente que cumpla la normativa vigente en la licencia de apertura, sin causar molestias en la zona".

Por su parte, desde la incineradora garantizaron a EL PERIODICO, "que la planta asume inspecciones sistemáticas, cumpliendo con los requisitos exigidos para la autorización ambiental", argumentos que en su día afianzó la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de la Junta.

Desde el vecindario se baraja la hipótesis de que la causa del hedor pueda ser provocada por el mal funcionamiento de alguno de los filtros instalados en la empresa", razón que la incineradora negó tajantemente, explicando que "no es el proceso de incineración el que provoca el olor sino el estado de descomposición en que se encuentran los cuerpos, que como es obvio, no se puede evitar".