La Policía Nacional vigila los institutos para prevenir el consumo y el tráfico de drogas. La comunidad educativa ha detectado nuevas formas de menudeo entre sus alumnos y lo ha trasladado a la policía con el objetivo de frenar estas prácticas. Principalmente se trafica con cannabis y hachís, aunque ya no se venden ‘chinas’ o bellotas sino que los alumnos acuden al centro con los porros ya elaborados y los venden al resto por 5 euros. El problema es que muchas veces los docentes no son capaces de detectarlo, porque se confunden con los cigarrillos de tabaco de liar, por lo que les resulta complicado frenarlo.

«En los colegios se vigila el consumo de drogas a la entrada y a la salida y durante los recreos, pero siempre desde fuera, no es habitual que entremos en el interior de los centros, salvo que se nos requiera», explica el inspector delegado del área de Participación Ciudadana, Ángel Ferreira. Si se detecta cualquier tipo de actividad se levantan actas. No es que este tipo de delitos haya aumentado, lo que sí ha crecido es la vigilancia y, por tanto, las actas que se levantan, pero porque se controla más.

Con la llegada del buen tiempo se incrementa esta actividad, que suele desarrollarse en los parques públicos: «Lo que hacemos es levantar actas y hacer propuestas de sanción por tenencia y consumo en la vía pública. El problema es que muchos de los chavales no son conscientes de que consumir también es un delito», añade el inspector de policía. Las multas, como mínimo, son de 600 euros y, en caso de que se trate de chavales menores de edad, es necesario informar a los padres de lo sucedido.

El control se ejerce también en los establecimientos, sobre todo por la noche. Y se intensifica en fechas señaladas, como puede ser en Navidad, en Semana Santa o en vísperas de puentes. También durante el Womad. Así, por ejemplo, las pasadas navidades, a través del plan de ocio y turismo seguro, llevaron a cabo una redada en el pub Rita, de madrugada. Se pusieron varias sanciones por consumo y tenencia de sustancias estupefacientes y se detuvo a una persona por tráfico de drogas. «Lo que solemos hacer es reunirnos con los hosteleros y comerciantes para avisarles de que se va a intensificar la vigilancia, para que no les pille por sorpresa», señala Ángel Ferreira.

OFRECEN CHARLAS / Además de la vigilancia la brigada de Participación Ciudadana de la Policía Nacional tiene la función de concienciar y sensibilizar sobre los problemas que genera el consumo de drogas. Para ello imparten charlas en los centros educativos en las que, además de advertirles de las consecuencias de su consumo (les muestran, por ejemplo, fotografías de personas famosas adictas para enseñarles cómo se deteriora el cuerpo, muchos han muerto), les explican la legislación que la mayoría desconoce. Lo importante es que aprendan que tanto el consumo como la venta de estas sustancias está tipificado como delito penal. Otras veces llevan a cabo exhibiciones con la unidad canina.