La falta de personal en el nuevo hospital dificulta que la atención al paciente se lleve a cabo dentro de unos cánones de calidad y seguridad. Así lo afirman enfermeros, auxiliares, celadores y médicos, quienes llevaron a cabo ayer una concentración a las puertas del complejo para exigir una solución a las condiciones de trabajo a las que actualmente se enfrentan. La gota que ha colmado el vaso ha sido la decisión de cerrar una planta de hospitalización (la primera), lo que ha obligado a unificar los servicios de Urología, Digestivo, Cirugía Plástica y Neurocirugía en una sola planta (la segunda). El personal afirma que no tiene la capacitación suficiente para atender a todos los enfermos y que la situación es «caótica». Aseguran que están «desbordados».

Los problemas comenzaron desde que se hiciera efectivo el traslado al hospital Universitario (nombre con el que se ha bautizado al nuevo complejo) a finales del mes de mayo. Cambió la organización de trabajo y por primera vez en una planta de hospitalización se concentraban dos servicios diferentes, con patologías muy dispares. El personal está aún adaptándose a esa situación y aprendiendo a tratar a los enfermos que tienen patologías distintas a las que están acostumbrados a atender. Por ejemplo Urología comparte ahora espacio con Digestivo o Cirugía Plástica con Neurocirugía. Esto supone que enfermeros y técnicos de enfermería tienen que atender a los pacientes de ambas especialidades, aunque no sean del área clínica a la que ellos pertenecen.

MÁS COMPLICACIONES / La situación se agrava ahora con el cierre de una de las plantas, por lo que el personal tiene que atender a enfermos de cuatro especialidades distintas: «Son especialidades muy específicas que para la atención al paciente son complicadas, es caótico», señala la portavoz del colectivo de enfermeros y auxiliares, Consolación Real. El principal problema es que no se les ha formado en las distintas especialidades nuevas para ellos. «Las curas de Cirugía Plástica son muy complicadas y hay que saber hacerlas, tenían que habernos formado», advierte la portavoz.

A esto se une la falta de personal. No dan abasto para absorber al volumen de pacientes de todas las especialidades. Con el cierre de la primera planta se han suprimido más de 30 camas y en la segunda ya no hay espacio para más ingresos. De hecho el martes tuvieron que reubicar a pacientes de estas áreas en otras plantas.

Se quejan también porque, precisamente debido a la escasez de personal, los cuadrantes de la plantilla no se comunican con la suficiente antelación, enterándose de los turnos que tienen que cubrir solo con dos días de margen. Ya se plantean denunciar esto a la inspección de trabajo.

La semana pasada enviaron un escrito a la dirección de enfernería para comunicar la situación que sufren y exigen al Servicio Extremeño de Salud (SES) que dé marcha atrás en el cierre de la planta de hospitalización o que, en su caso, doten al nuevo hospital del personal suficiente. En estos momentos, advierten, se está viendo afectada la calidad asistencial y no se permite atender al paciente de una forma segura.

para eL ses es «habitual» / Por su parte el gerente del SES, Ceciliano Franco, afirmó que la unificación de servicios en la época estival es «habitual» porque la actividad asistencial disminuye entre un 25 y un 50%. «No tiene por qué ser traumático» porque la ocupación actual de las plantas «no supera los estándares establecidos», insistió Franco. El gerente del Servicio Extremeño de Salud añadió que «nadie puede decir que los enfermeros no están formados porque genera dudas en los pacientes» y aseguró que decisión se había planificado y comunicado. «Si les ha caído por sorpresa es por falta de comunicación interna», señaló.