Los primeros que se llenan son los apartamentos turísticos ilegales, después los legales, y a continuación los hoteles. La incursión en el mercado de los alojamientos fuera de control ha provocado que, este año, el porcentaje de ocupación oficial sea «más lento». «Pero es casi imposible que pinchemos en Semana Santa. La previsión es que lleguemos al 90%, lo que nos supone hablar prácticamente de lleno total entre jueves y domingo», expresa Victoria Bazaga, presidenta de la Federación de Turismo Rural de Extremadura (Fextur). Es el análisis que hace de cara a esta Semana Santa que ya está en marcha y que supone la época dorada para el sector en la región.

Se esperan cifras de visitantes y estancias similares a las del pasado año, cuando se batió récord con más de 60.000 turistas y más de 130.000 pernoctaciones. «Además, las reservas superan el 30% para la semana anterior y el 20% para la posterior», subraya Bazaga.

Extremadura dispone de una oferta de casi 1.400 alojamientos, y, entre ellos, despuntan ahora con fuerza los apartamentos turísticos, sobre todo en ciudades como Mérida o Cáceres. Según los datos que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE), este tipo de alojamiento se ha duplicado en la comunidad en la última década, pasando de 174 a 370. O lo que es lo mismo, si hace diez años había 709 plazas, ahora existen 1.596 en toda la región.

LA OTRA CARA / Pero además hay que sumar los ilegales, con una oferta en el número de camas muy similar, y que además se imponen en el mercado como primera opción, ganando así terreno a los hoteles. Los viajeros que se alojan en los no regulados no aparecen en los registros oficiales cuando se hace recuento de turistas.

«Hay la misma cantidad de apartamentos legales que ilegales», asegura Bazaga. Desde Fextur calculan que son unos 700. En esa cifra se incluyen tanto los ubicados en ciudades como Mérida o Cáceres (el primer cáculo que se hizo fue que más de las mitad de los apartamentos turísticos en estas localidades eran irregulares) y los que se ofertan como casas rurales, entre las que también funciona la economía sumergida. «Muchos son oportunistas que aprovechan los días de fiesta para sacarse un dinero. No son profesionales del sector ni ofrecen al cliente lo que deberían».

A LO MÁS BARATO / ¿El motivo principal de por qué los apartamentos ilegales son los primeros en llenarse? Indudablemente el precio. «Hacen ofertas agresivas, hasta un 50% más barato».

«Pero el público que acude a este tipo de alojamientos es gente más joven. Es diferente al cliente que pernocta en un hotel, que sabe qué comodidades va a encontrar y son esas ventajas las que sigue buscando», subraya la presidenta de Fextur.

Pero lo cierto es que el fenómeno de estos apartamentos turísticos fuera de control sigue en auge. Y los empresarios se quejan de la competencia desleal y del dinero que les hace perder una práctica que está fuera de la ley.

Para combatirla, la Junta ha lanzado una nueva normativa que obliga a los alojamientos a mostrar su número de inscripción en el Registro de Establecimientos Turísticos en cualquier canal en que se anuncien (por ejemplo, en la plataforma Airbnb o en páginas similares). No hacerlo implica multas de entre 6.000 y 60.000 euros.

BAJO LUPA / Las inspecciones de la dirección general de Turismo de la Junta ya han logrado detectar 773 apartamentos ilegales así como identificar la procedencia de 419 anuncios de estos. Según explicó el consejero de Economía e Infraestructuras, José Luis Navarro, «más de 300 han dejado de ejercer la actividad solo con un requerimiento, otros 100 han iniciado los trámites para legalizarse y en 79 casos se han abierto expedientes, contando ya la Administración regional con una sentencia firme a su favor».

El procedimiento es similar al de otras comunidades autonómas para evitar que los alquileres turísticos alimenten la economía en negro y para atender la demanda de los empresarios, quienes lamentan que no se puede competir con determinados precios.

De momento, sigue habiendo negocio para todos. Aunque lo que primero que se agote sean los apartamentos ilegales, los alojamientos regulados gozarán de nuevo de muy buenas cifras de ocupación y la Semana Santa volverá a ser una mina de oro para el sector.