Las sinuosas y empinadas calles de la Villa Adentro, barrio gótico-judío, sirven de escenario esta noche de la marcha penitencial Cristo del Amparo (talla gótica del s. XIV), procesión cargada de motivos medievales que transcurre en escrupuloso silencio, a golpes de tambor, matracas y cadenas arrastradas por los miembros de la penitencial cofradía del Cristo del Amparo, y bajo la luz de las antorchas. Esta procesión, que ya se celebraba en la villa en la Edad Media, es la más singular y una de las más atractivas de esta festividad en Alburquerque. Para el cofrade mayor, Salustiano Bozas, es imprescindible contar con buen tiempo como aliado para su desarrollo. «Las lluvias de años anteriores nos obligaron, incluso, a desarrollar la procesión penitencial en el interior del templo». El pórtico de la semana lo representó el pregón de Rafael Gutiérrez, conocido cofrade, y posterior concierto de marchas procesionales a cargo de la banda municipal de música de Alburquerque.