El Viernes Santo sobrevivió a la lluvia y, a pesar de la amenaza de agua, todas las procesiones, cinco en total, pudieron desfilar con normalidad. Solo La Expiración se vio obligada a anular parte de su recorrido, y no por la climatología, sino por un problema organizativo. Hacia mediodía la procesión llegaba por la calle Moret a Pintores, por donde en ese momento estaba desfilando la hermandad de Los Estudiantes. La confluencia de ambas obligó a La Expiración a esperar a que pasara todo el cortejo de Los Estudiantes, una de las procesiones más multitudinarias, con 700 hermanos y un cortejo de 300 metros de largo. Tuvieron que esperar casi una hora, según la hermana mayor, Nieves Brazales.

Volvió a pasar lo mismo en San Juan, para esperar a que desfilaran por Donoso Cortés, lo que obligó a la cofradía a anular la parte más espectacular del desfile: la subida por la calle Clavellinas, donde los hermanos suben el paso corriendo. Fue necesario porque, de no hacerlo, no habrían llegado a tiempo al acto de la Expiración, que se desarrolla en San Mateo a las 15.00 horas. No es la primera vez que ambas hermandades se encuentran, pero sí la primera en que una de las dos se ve obligada a acortar su recorrido. Piden una reunión con la Unión de Cofradías Penitenciales para que no vuelva a suceder. «Tenemos que solucionarlo porque no queremos conflictos, por encima de todo somos cofrades», indicó el mayordomo de Los Estudiantes, José Manuel Caballero.

Por lo demás el Viernes Santo transcurrió con normalidad. La primera procesión de ese día fue la de Jesús Condenado, que salió del Palacio de Ovando en lugar de hacerlo desde el Obispado, como estaba previsto, por un problema técnico. Llovía a la salida, pero no preocupaba porque es una de las pocas imágenes preparadas para la lluvia. El agua escampó pasados unos minutos. Pasó por primera vez por Caleros, una zona hasta ahora reservada a la Virgen de la Montaña. Después la de La Madrugada, del Nazareno, procesionó sin problemas. Llevaba casi un millar de personas en el cortejo, lo que permitió que pudieran desfilar las nueve imágenes. La única novedad fue la vestimenta de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que estrenaba túnica regalo de su camarero, elaborada en malva y con tela italiana. También estrenó los varales. Cerró el día La Soledad y el Santo Entierro, que partió de la ermita de La Soledad puntual, a las 20.00 horas. A su llegada a la plaza Mayor le sorprendió la lluvia, lo que obligó a poner los plásticos a los tres pasos: La Cruz del Descendimiento, el Cristo Yacente y la Santísima Virgen de la Soledad. Tardó pocos minutos en regresar a la ermita.